30 may 2019
Los bancos centrales vuelven a las políticas de bajos tipos de interés
¿Y Europa, qué?
Pues parece cada vez más convencida de perpetuar su política monetaria. Y lo que es más relevante, con el visto bueno de Alemania. La atonía de la economía germana, en un estadio de encefalograma plano, ha hecho que Berlín se haya topado de bruces con la realidad. El BCE ya ha emitido su dictamen: tipos históricamente bajos, próximos a cero, al menos durante todo este ejercicio y dispuesto a ofrecer nuevos estímulos monetarios si la recesión arrecia en la zona del euro, a la que otorga un modesto crecimiento del 1,1% en 2019 sin secuelas de que los precios vayan a enturbiar su hoja de ruta. Entre otros mecanismos, Mario Draghi ha hablado de créditos baratos a los bancos en dificultades, ante la súbita caída de la actividad industrial, los riesgos de la batalla comercial con EEUU, el Brexit y la ralentización en China. Planteamiento que ha sorprendido al mercado que, sin descartar una reacción similar, esperaba que se lanzara más adelante, con nuevos datos sobre la evolución de la coyuntura del área monetaria. Palabras, las de Draghi, que vinieron precedidas de un consejo a los gobiernos del euro: planes con claros signos expansionistas. Es decir, reformas para espolear el dinamismo. ?Nuestras acciones se irán sucediendo en función de la resistencia que plantee la economía del euro?, explicó el presidente del BCE. Rubén Segura-Cayuela, analista de BofA Merrill Lynch, da por hecho el inmovilismo del BCE en los próximos meses, pero sin descartar algún movimiento más a la baja, ?porque dispone de margen? para ello; sobre todo, si las operaciones de refinanciación corporativa en marcha se bloquean por falta de liquidez, o si los efectos del parón prestamista ahogan a ciertas entidades bancarias. Isabelle Mateos, estratega en BlackRock, es más explícita: ?no tiene sentido levantar el pie del freno, cuando desde el pasado verano la economía europea emite señales de suma debilidad?. En un momento, además, en el que la Fed, persuadida o no por el persistente temor de Trump a que la economía americana descarrile a medio plazo -ha llegado a tildar a la Reserva Federal de ser el mayor peligro de la actividad mundial- ha puesto coto a las subidas de tipos, la consigna que, subrepticiamente, encomendó la Casa Blanca a Powell al entregarle el sillón de la autoridad monetaria estadounidense.El populismo toca la independencia monetaria
Porque la intercesión de los dirigentes políticos en las directrices de los bancos centrales se está convirtiendo en tendencia. El semanario The Economist acaba de criticar en sus páginas que los ataques gubernamentales a la independencia de los organismos reguladores se suceden como nunca en los últimos 25 años y pone sobre la mesa la vuelta al escenario de los años setenta, en los que la manipulación política de los tipos de interés para conservar la popularidad de líderes en ejercicio del poder, fue una constante que ocasionó episodios inflacionistas. ?En la actualidad esta amenaza procede de la confluencia del populismo, del nacionalismo y de determinadas fuerzas económicas?. Y ponen varios ejemplos. Todos ellos, ilustrativos. La casi desesperada demanda de Trump para que la Fed dulcifique los tipos -en el 2,5%- levantó suspicacias sobre la dimisión -o cese encubierto- de Powell. Hasta el punto de que salieron a relucir nombres como los de Stephen Moore o Herman Cain, sin bagaje profesional y con baja cualificación para asumir el cargo, en el comité ejecutivo de la Reserva Federal. También menciona la notable influencia de poderes fácticos partidarios del Brexit en la gestión monetaria del Banco de Inglaterra. O las exigencias de Recep Tayyip Erdogan de contener las subidas de tipos en plena batalla contra la lira en los mercados, tarea que encomendó a su yerno, Berat Albayrak, al que nombró ministro del Tesoro y Finanzas. Aunque esta táctica no le ha impedido perder poder, por primera vez desde su deriva autoritaria, en las recientes elecciones locales. Sin olvidarse del cambio de timonel en el Banco de India, realizado con el objetivo de relajar la política monetaria para facilitar la reelección del nacionalista Narendra Modi en los comicios que se están dilucidando durante estas semanas en el complejo modelo electoral indio. Filipinas, Sudáfrica e, incluso, Brasil, también están poniendo en tela de juicio la independencia de las instituciones supervisoras. Este panorama trastoca sobremanera al poder económico global. Christine Lagarde, directora gerente del FMI, ha aireado su preocupación. Aunque, quizás, el más elocuente haya sido Draghi, quien dijo sentirse ?ciertamente inquieto por la independencia de la más importante jurisdicción monetaria? del planeta. ?Si un banco central no tiene autonomía, los ciudadanos podrían pensar que las decisiones monetarias siguen los designios de los dirigentes políticos en vez de centrarse en sus objetivos de asegurar la estabilidad económica?, dijo tras conocer la nominación de Cain y Moore. Este último, artífice de las rebajas fiscales aprobadas por el líder republicano. Si quieres seguir leyendo noticias relacionadas, haz clic aquí.Te podría interesar
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