10 feb 2021

El método Pomodoro y el sistema HIIT: claves para incrementar exponencialmente la productividad

Siempre es un buen momento para cambiar de hábitos de vida y optar por prácticas más saludables, que nos hagan sentirnos mejor con nosotros mismos y que, encima, nos sirvan para ejercitar el cuerpo. En el entorno empresarial, esta receta es perfectamente trasladable y, si se pone en práctica, puede redundar en una mayor productividad, lo que significa, en definitiva, que el negocio funciona mejor.

En este contexto, entra en juego el método Pomodoro (literalmente, tomate, en italiano), creado por el transalpino Franceso Cirillo, y que apuesta por la puesta en práctica de una estrategia basada en poner en marcha actividades físicas de alta intensidad para beneficiar, en el largo plazo, la productividad de la empresa. En la esfera deportiva, su traslación es el sistema HIIT (acrónimo de High Intensity Interval Training, es decir, entrenamiento de intervalos de alta intensidad), y que se basa, a grandes rasgos, en la realización de ejercicios de corta duración pero muy intensivos en esfuerzo, con un breve descanso entre cada uno de ellos.

Del gimnasio a la oficina

Un ejemplo típico en relación a una sesión de HIIT consiste en una serie de ejercicios, recogidos en una tabla, en los que cada uno tiene una duración de unos 45 segundos, seguidos por periodos de reposo de alrededor de 15 segundos. Para que el deportista tenga éxito en su ejecución es clave la planificación previa, de manera que se pueda conocer la exigencia física de lo que queda por hacer y, en base a ello, preparar el cuerpo para llevar a cabo la rutina completa. A medida que se va ganando resistencia y la mente se adecua, también, a los esfuerzos, el número de ejercicios aumenta, al igual que su duración, mientras que la extensión en los periodos de descanso disminuye.

Ganar potencia, ejercitar el cuerpo y la cabeza, o aprender a resistir son algunos de los elementos nucleares de incluir el método Pomodoro en la vida diaria. En poco tiempo, sus beneficios no tardaron en trasladarse al mundo del emprendedor: siempre atareados, con necesidad de aprender y de probarse continuamente, y adaptados en todo momento a las vicisitudes que se les presentan para salir adelante y sobrevivir. En definitiva, que era cuestión de tiempo que, tarde o temprano, se introdujera este sistema como el idóneo para que se pueda trabajar el aspecto físico compaginándolo con una agenda de trabajo exigente y ambiciosa, de manera que se puede realizar, incluso, en la oficina, por ejemplo, entre una reunión y otra.

Potenciar las claves del liderazgo

La clave de una rutina basada en Pomodoro implica concentración máxima y no ser interrumpido por nada que pueda romper la concentración. Como si una actividad de yoga o de mindfulness se tratara, toda la capacidad física y mental debe destinarse a los ejercicios que se están llevando a cabo, fortaleciendo, de este modo, la voluntad. En este sentido, la mente no debe deambular en las tareas que quedan por hacer sobre trabajo o relacionadas con la empresa, sino que lo fundamental es concentrarse en el ahora. De este modo, curiosamente, mientras el cuerpo trabaja y se lleva al límite del esfuerzo, el cerebro descansa, se relaja y se estimula.

El único inconveniente, en este sentido, del método Pomodoro es que, por su propia definición, está hecho para llevarse a cabo de manera individual, por lo que resulta incompatible con cualquier tarea relacionada con el trabajo en equipo. Eso sí, por el contrario, el emprendedor logrará poder conocerse mejor, probarse ante retos exigentes y, con ello, obtener enseñanzas válidas para, más adelante, ejercer el liderazgo.

Beneficios del método Pomodoro y del HIIT

  • Hacer ejercicio de manera continuada estimula la producción de hormonas y de neurotransmisores que son muy necesarios para prevenir posibles enfermedades e, incluso, evitar que virus y bacterias puedan infectarnos. Es decir, se está invirtiendo en salud y, con ello, de disponer de tiempo a largo plazo de más calidad para poder sacar adelante los planes estratégicos de la empresa.

  • Con este sistema de ejercicios, además de ponerse en forma, aumenta el rendimiento físico y la resistencia de nuestro cuerpo, lo que servirá para poder trabajar más durante periodos de tiempo más largos en cualquier actividad profesional que desempeñemos.

  • Al conocer mejor nuestras capacidades y hasta dónde somos capaces de llegar, nuestra mente nos guiará a través de la experiencia aprendida en momentos de máxima exigencia. De este modo, el método Pomodoro se puede convertir en nuestro mejor coach para ser más eficientes en la esfera laboral.

  • Aprenderemos, aún más, el valor real de la productividad, ya que, probamos en nuestro propio cuerpo la relación entre esfuerzo, trabajo y beneficio. De esta manera, la obtención de rentabilidad física en el organismo podrá trasladarse con mayor facilidad al entorno profesional. Además, seremos más conscientes, si cabe, de lo efímero del éxito, ya que cada día tendremos que poner el contador a cero y saber que estamos obligados, de nuevo, a buscar la máxima rentabilidad a través de la constancia y de la perseverancia.
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