20 dic 2020

Previsiones optimistas

Hace cuatro años, la producción de petróleo iraní ascendía a casi 4 mill.b/d y sus exportaciones
a 2,6 mill.b/d. 

Sin embargo, a raíz del inicio, en mayo de 2018, por Donald Trump de la política conocida como de "máxima presión” sobre la República Islámica, esas cifras se desplomaron a algo menos de 2 mill. b/d la primera y a unos exiguos 133.000 b/d las exportaciones. La República Islámica casi da por hecho que, con Joe Biden en la Casa Blanca, las sanciones serán parcialmente suavizadas, lo que le permitirá empezar a aumentar gradualmente su producción de crudo a partir del próximo 21 de marzo, fecha del inicio del nuevo año conforme al calendario persa, con el objetivo de alcanzar los niveles de producción y exportación de crudo previos al establecimiento de las sanciones en el transcurso de los doce meses siguientes, es decir, a finales de marzo de 2022. Lo más probable, sin embargo, es que el futuro presidente de los EE.UU. condicione cualquier levantamiento, siquiera parcial, de las sanciones a que previamente Irán “mueva ficha” antes y acepte someterse sin condiciones a la disciplina del acuerdo nuclear de 2015. Por otro lado, el respeto a los derechos humanos, una cuestión secundaria para Donald Trump, ha vuelto de nuevo al primer plano con un demócrata en la presidencia, lo que puede colocar en una situación embarazosa al régimen iraní, que ya tiene a su propio “Khashoggi” desde que hace pocas semanas enviara a la horca a un periodista disidente al que previamente los “pasdaranes” habían raptado en el vecino Irak. Por todo ello, las previsiones iranís de un retorno de la producción de crudo a los niveles previos a las sanciones son quizá demasiado optimistas, y habrá que “esperar y ver”.

derechos humanos producción crudo
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