16 jul 2020

Las fábricas inteligentes: un nuevo camino hacia el éxito para la empresa 4.0

Decía Henry Ford, uno de los empresarios más revolucionarios del siglo XX tras aplicar la cadena de producción en serie para su conocido modelo de automóvil Ford T, que ?nada es especialmente difícil si lo divides en trabajos pequeños?. Una frase con alrededor de cien años de vida pero que ha cobrado un renovado vigor con la eclosión de las primera fábricas inteligentes, cuya experiencia demuestra, de acuerdo al informe ?Implementing the smart factory?, elaborado por la consultora Deloitte, que operan de manera más eficiente que cualquier otra, mejorando la productividad y reduciendo casi hasta el cero los niveles de incidencias. Solo en EEUU, el 86% de los fabricantes cree que la introducción de estos novedosos sistemas operativos en las plantas será el principal catalizador para incrementar su competitividad en la próxima década, mientas que 2 de cada 3 estiman que transformará por completo los métodos de fabricación que actualmente tienen en marcha. Según este informe, los efectos positivos directos de estas fábricas son una mejora en los costes, en el rendimiento, en la calidad y la seguridad de los procesos, junto a un despegue de los ingresos a través del uso de tecnologías inteligentes que combinan capacidades del Internet de las Cosas, la computación en la Nube, la automotización de procesos por medio de la robótica, la inteligencia artificial (IA) o los sistemas de realidad aumentada, entre otros.

En qué consiste

Una fábrica inteligente es aquella que basa su razón de ser en la optimización y adaptación de carácter complejo, por medio de la interconexión que posibilita el Internet de las cosas y otros sistemas ciberfísicos. De este modo, y con el objetivo permanente de mejorar la eficiencia de los procesos, favorece la integración con el resto de la cadena de suministro, lo que permite, de esta manera, alterar y maximizar el proceso en tiempo real. En la práctica, el mayor activo de una fábrica inteligente es su integración con la inteligencia artificial. El hecho de que algo esté automatizado no significa que tenga la capacidad de tomar decisiones complejas, sobre todo aquellas que pueden alterar radicalmente un negocio y sus procesos. En las fábricas inteligentes, una red de dispositivos conectados logra que se difuminen las barreras entre los distintos procesos de elaboración y entrega de un producto, es decir, entre la demanda, el diseño, la fabricación y el suministro. De esta manera, se logra la implicación de todos los actores, desde los diseñadores hasta los clientes.

Beneficios de apostar por ellas

Los elementos clave por los que incentivar la transformación de nuestros entornos de negocio a las nuevas fábricas inteligentes son:
  • Construir en valor. Apostar por plantas de producción plenamente digitalizadas impulsa un cambio de cultura dentro de las organizaciones que promueve, a su vez, la utilización de las nuevas tecnologías en el resto de departamentos y áreas, generando tanto sinergias positivas dentro de la compañía como nuevos modelos de intraemprendimiento.
 
  • Atender las necesidades reales del trabajador. Las fábricas inteligentes no han venido a sustituir a los empleados humanos sino a catalizar sus aptitudes y habilidades en beneficio del resultado final. Su aprovechamiento permite identificar dónde puede aportar mayor valor el trabajador dentro de la cadena de producción, y, además, permitirle disponer de más tiempo para pensar en innovaciones dentro de la propia compañía.
 
  • Poner en marcha un enfoque bottom-up, liderado por los campeones del cambio dentro de la organización, que pueden brindar su apoyo para aconsejar cómo debe la entidad remodelar su modelo comercial y de negocio para adaptarse a los nuevos criterios de eficiencia y productividad de la fábrica inteligente.

Un fenómeno imparable

De acuerdo al informe de Capgemini ?Smart Factories?, el principal pilar de una de cada cuatro fábricas que opere en el planeta en el año 2022 será la digitalización. Gracias a esa integración entre robótica, análisis de datos o blockchain, cada planta podrá mejorar su productividad un 5% anual, mientras, en paralelo, se va adaptando de manera permanente a los cambios en las preferencias de los consumidores o a la situación económica, gracias a que ella misma ?aprende? del entorno a través de su conexión a la Red y al manejo de los datos que va incorporando a sus análisis. Sin embargo, advierte el informe, esta interconexión mundial de los entornos de producción de todo el mundo genera un grave riesgo: la posibilidad de sufrir ciberataques que, según su intensidad, podrían incluso en el futuro traer consigo una interrupción en la cadena de suministro global, similar a lo que supone un bloqueo, una guerra o una crisis sanitaria, como la recientemente vivida. Con todo, es innegable que en pocos años las fábricas inteligentes serán una realidad cada vez más cotidiana en muchos sectores. Tanto es así que, concluye Capgemini, en solo dos ejercicios, su contribución anual al incremento del PIB mundial será de, al menos, 440.000 millones de euros.
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