04 feb 2020

¿Cómo afectará la subida del SMI a la economía?

El salario mínimo interprofesional (SMI) sube. El Gobierno ha llegado a un acuerdo con empresarios y sindicatos, representados por CEOE, UGT y CCOO, para subir el SMI a 950 euros (14 pagas) en 2020. Un alza retroactiva con efectos desde el 1 de enero del presente año, que se ha aprobado en el consejo de ministros de hoy, 4 de febrero. Según la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, esta nueva alza beneficiará a más de dos millones de trabajadores, sin contar los que lo hacen a tiempo parcial, además de servir de referencia para las negociaciones salariales de muchos colectivos, entre ellos el sector servicios.

Según sus detractores, por el contrario, esta mejora del SMI puede destruir cientos de miles de empleos. Un alza del salario mínimo que, en cualquier caso, no se da solo en España. Después de años de austeridad fiscal y de liberalización del mercado laboral, son muchos los Estados miembros de la Unión Europea los que apuestan por elevar el SMI como forma de recuperar el poder adquisitivo de los empleados y fomentar el consumo interno.

Pero ¿cómo afectará esta medida a la economía y, más concretamente, a las pequeñas y medianas empresas? ¿Qué ventajas e inconvenientes supone esta alza?  

Ventajas del SMI

Los defensores de la subida del SMI, desde un plan ciertamente ideal, argumentan que este incremento conllevaría las siguientes ventajas:

  • Aumento del poder adquisitivo de los trabajadores, gracias al incremento de la renta nominal.
  • Aumento de la demanda agregada vía consumo interno, como consecuencia del mayor poder adquisitivo.
  • Recuperación de la producción y del empleo, como reacción al aumento del consumo interno.
  • Puede ser un instrumento eficaz en la lucha contra la explotación laboral, reforzando la posición de los trabajadores que, de otra forma, tendrían problemas para negociar sus salarios.
  • Reducción de la temporalidad y la formación del capital humano, ya que los empleadores suelen ser más favorables a mantener a largo plazo a trabajadores en los que ya está invirtiendo más capital y tienen una remuneración más alta.
  • Redistribución de los ingresos de las empresas, sin necesidad de realizar ningún esfuerzo fiscal. Es decir, en un plano teórico e ideal, los recursos destinados a cubrir el incremento salarial saldrían de los beneficios empresariales que, de otra forma, pasaría a los propietarios, los cuales de por sí suelen tener un nivel de renta mayor y concentran el capital.

 

Inconvenientes del SMI

Por su parte, los detractores de la subida, desde un plan ciertamente negativo, argumentan que este incremento conllevaría los siguientes inconvenientes:

  • El efecto positivo sobre el consumo solo tendría lugar a corto plazo, ya que el coste del personal terminaría por trasladarse a los precios (generando inflación)
  • Pérdida del poder adquisitivo, debido precisamente a la subida de los precios. Una consecuencia que podría afectar especialmente a los sectores de renta baja que dependen de prestaciones fijas, como parados y jubilados.
  • Posible aumento del desempleo, ya que un aumento muy elevado podría expulsar a los empleados menos remunerados del mercado laboral. Es decir, aquellas personas cuyo trabajo, por su naturaleza, aporta un valor inferior al SMI a la empresa, saldrían del mercado laboral o terminarían cayendo en el trabajo negro.
  • Si el incremento del SMI no sigue la evolución de la productividad real, se termina fomentando el trabajo en negro, por lo que el alza del SMI no solo no incide positivamente sobre el empleado, sino que precariza su situación.
  • Los efectos redistributivos tampoco están claros, ya que, por una parte, los beneficios empresariales no solo van a los propietarios de las empresas, sino que se invierten en mejoras de la empresa (aumento de plantilla, formación, instalaciones, equipamiento, etc.); y, por otra, y la más lógica, es que, en un país donde la mayor parte del tejido empresarial son pymes, los propietarios de esas pymes también son personas de rentas medias. Por tanto, la necesidad de subir el salario a la plantilla nos lleva, de nuevo, a la subida del precio de sus productos y servicios para poder hacerla frente.

En cualquier caso, el salario mínimo interprofesional vuelve al centro del debate económico, no solo en España sino en Europa. Pese a que su alcance real es reducido (en muchos casos los SMI están establecidos por convenios colectivos de cada sector), sirve de referencia de las condiciones laborales de cada país.

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