22 oct 2020

Por qué es importante computar adecuadamente una amortización para mi empresa

Es habitual que, cuando se está gestionando una empresa, sobre todo durante las fases iniciales, el emprendedor tienda a focalizarse en su expertise de negocio, no dedicando el tiempo suficiente a otras tareas que, aunque es consciente de que son importantes para el buen desempeño de su proyecto, nunca ocupan el primer puesto entre las prioridades, debido a otros cometidos en los que se siente más cómodo. Una de esas actividades eternamente pospuestas suele ser la contabilidad, que, por regla general, es de las primeras que se externaliza, por causas que van desde que es una disciplina complicada de entender, que resulta aburrida o en la que es sencillo cometer algún error que, más adelante, pueda provocar alguna complicación con la Administración.

Sin embargo, la contabilidad puede suponer, también, una verdadera mina de información sobre la situación de la empresa, ya que, entre otros hitos, permite conocer en tiempo real el estado del patrimonio y sus resultados financieros reales. Además, como en otras áreas de una entidad, tiene un componente de flexibilidad importante, por lo que, si el emprendedor es capaz, de, al menos entenderla, podrá tomar mejores decisiones sobre determinados criterios, lo que puede ayudar a mejorar el comportamiento, en general, del negocio en sí mismo.

Partida clave en el balance

Entre estos elementos que son susceptibles de modificarse dentro de esta gestión se encuentra la amortización, que es el procedimiento contable y fiscal de depreciación o de pérdida de valor de un activo fijo que se adquiere al utilizarlo en la actividad habitual de la compañía. El caso arquetípico es, por ejemplo, la maquinaria para producir los bienes finales que una empresa comercializa en el mercado. El uso de los distintos aparatos hace que, de forma paulatina, estos se deterioren y tengan, cada vez, un menor valor en general.

De hecho, en muchas compañías, como aquellas en las que el desembolso para la adquisición en maquinaria es caro y, además, debe hacerse periódicamente a medida que avanza la tecnología, la amortización se convierte en una de las partidas más importantes en el balance, ya que es crítico no reflejar solo el coste de adquisición que se lleva a cabo a la hora de realizar el desembolso económico de un activo, sino repercutirlo a lo largo del tiempo, a medida que la maquinaria va prestando utilidad a la empresa.

Tener en cuenta esta evolución sostenida a lo largo del tiempo es muy importante, también, desde el punto de vista fiscal, ya que, el gasto en amortización es deducible en el Impuesto de Sociedades (según la valoración anual que hagamos de ella), como elemento que sufre una depreciación efectiva por su funcionamiento, uso, disfrute u obsolescencia.

Cómo computarla

En realidad, calcular la amortización anual de un activo es bastante sencillo, ya que, en principio, solo es necesario dividir el valor de compra del bien en cuestión por su vida útil estimada (Amortización anual = Valor de compra / Vida útil estimada). Sin embargo, depende del criterio de la entidad el que el resultado sea uno u otro.

Y es que, aunque la forma de valoración de la amortización queda a elección de la empresa, existen diferentes métodos de uso generalizado para trasladar contablemente este coste del activo a lo largo de un periodo de tiempo. El más utilizado es el de la amortización lineal o de cuotas fijas, por medio del que se repercute la misma cantidad todos los años, ya que, en principio, se prevé que se le vaya a dar el mismo uso al bien siempre. También es habitual, que, al menos durante los primeros ejercicios, se amortice mayor cantidad, dado que es probable que se aproveche más su llegada dentro del proceso productivo, y que, de modo paulatino, se vaya reduciendo esta cantidad, a medida que otros activos le van, poco a poco, sustituyendo.

En relación a la cuenta de pérdidas y ganancias, la amortización repercute como un gasto más, por lo que su efecto sobre las cuentas anuales será diferente en función del sistema de amortización utilizado. De ahí que, financieramente, también tenga una importancia capital.

Qué ventajas aporta

Además del cálculo estimado de la amortización, existe la amortización técnica, que es la que se utiliza para anticipar la sustitución de un bien y, de este modo, favorecer que desde la empresa se vaya ahorrando el dinero suficiente para su futura compra. Este dinero se conseguirá si la entidad es capaz de ir ahorrando cada ejercicio el capital equivalente a la amortización anual, de modo que, ajustándose al presupuesto, no le supondrá un esfuerzo acometer más adelante la adquisición.

La amortización de un bien, en realidad, puede trasladarse a cualquier otra realidad de la empresa, como, por ejemplo, el abono de una deuda o de un préstamo. En este caso, cada amortización se realizará a partir de la división entre el capital adeudado y el número de plazos, dando lugar a la cuota (Amortización de una deuda = Capital adeudado / número de plazos).

En definitiva, dedicar tiempo y esfuerzo en la planificación de una adecuada amortización de bienes, activos y deudas, aportará a la empresa mayor tranquilidad acerca de su situación contable, permitirá cubrir a lo largo del tiempo potenciales desembolsos y, además, puede suponer un importante beneficio fiscal que repercuta positivamente en la liquidez. Quizá, después de todo, merezca la pena mirar con otros ojos a la contabilidad, ya que es probable que se convierta en un apoyo para cualquier empresa, siempre que se lleve a cabo con la profesionalidad y el rigor adecuados.

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