06 nov 2018
Pymes. Cómo adaptarse a la incertidumbre del entorno actual
La economía actual, imbuida en pleno proceso de globalización, obliga a las empresas a afrontar la incertidumbre del entorno, con multitud de factores de cambio, que han terminado por constituir un ecosistema complejo, lleno de contradicciones y con grandes dosis de incertidumbre. Se trata de una era de los intangibles en la que el mayor activo no es la información que inunda cada espacio, sino lo que logremos hacer de ella, transformando el maremágnum de datos que nos anega en conocimiento.
En este contexto, la velocidad con la que se producen los cambios supera la capacidad de las empresas de adaptarse a ellos, obligando a adquirir y perfeccionar permanentemente nuevas capacidades y habilidades para competir en un mundo conectado que nunca descansa.
Comprender las complejidades del mundo en el que vivimos exige a las organizaciones reaccionar casi en tiempo real a las oportunidades y amenazas que se generan de manera continua, evitando la incertidumbre del entorno, siendo flexibles en su estrategia de actuación y analíticas en su toma de decisiones.
Un entorno en permanente transformación que se ve afectado por abruptas disrupciones que llegan desde ámbitos tan distintos como la tecnología o las nuevas tendencias sociales, y en donde la reciente etapa de crisis económica global no ha hecho sino acelerar los desequilibrios en materias como el desempleo, el acceso a los recursos naturales o las coberturas sanitarias.
Aunque resulta osado analizar las particularidades de este nuevo paradigma social sin caer en una excesiva simplificación, cabe hablar de algunos elementos que son críticos para que las pymes puedan adaptarse con éxito a esta realidad tan efervescente donde la incertidumbre del entorno es la tónica dominante:
Claves para evitar la incertidumbre del entorno.
Internacionalización y globalización de sus actividades
con una preocupación cada vez mayor de comprender y adaptarse a las sensibilidades de cada ámbito geográfico e incertidumbre del entorno. Según Carol Adams (Monash University) la empresa del futuro comprenderá el valor de sus relaciones y de los recursos y servicios que le proporciona su universo. Será muy diferente a la empresa actual, ya que estará más integrada en la sociedad civil y no permanecerá aislada y centrada en la persecución de beneficios. Esa integración será tanto física (con el mundo natural y en equilibrio con la naturaleza) como ética (con los valores sociales).
Desarrollo tecnológico e impacto de los nuevos sistemas de información
que aumenta la exposición frente a la opinión pública (redes sociales), la necesidad de transparencia y la inmediatez en la respuesta a las peticiones por parte de los stakeholders. Ya no se puede no estar en los distintos foros digitales: la simple ausencia es interpretada como algo negativo para la opinión pública.
Cambios significativos en la organización interna de las empresas
En este sentido, el desarrollo de las tecnologías de la información y la llegada del big data, están provocando cambios en sus estrategias de negocio y en sus propias estructuras.
Necesidad de toma de posición
de la compañía en asuntos críticos que demandan la atención de los consumidores (cambio climático, derechos laborales, transparencia, deontología, brecha salarial,...), para conformar lo que se llama ?ética de los negocios?, y que muchos expertos albergan dentro de lo que se conoce como accountability.
Diferenciación e innovación
Las empresas ya no pueden triunfar bajo políticas basadas en la pura competencia de costes, sino que la oportunidad se encuentra en obtener menores crecimientos y rentabilidad. La innovación como oportunidad para reducir la incertidumbre del entorno.
Reducción del papel de los Estados en la economía
Y también una híper-regulación en todos los sectores. Existe una creciente necesidad de los Estados en fomentar la cooperación con el ámbito privado para la construcción y gestión de las infraestructuras críticas (alianzas, joint ventures).
Asumir el reto de la sostenibilidad
Las empresas deben tener plena responsabilidad de sus acciones, más allá de sus tradicionales sistemas de control. Esta nueva responsabilidad, significa, además de rendir cuentas de lo que se ha hecho, también asumir las consecuencias frente a los grupos de interés, fomentando un permanente diálogo y compromiso con ellos.
Revisión constante de la estrategia y flexibilidad en la toma de decisiones
Para John Kotter (Harvard University) una empresa que no esté revisando constantemente su rumbo y no realice los ajustes necesarios tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir. La clave reside en compaginar las exigencias diarias de la actividad empresarial con la identificación temprana de riesgos y oportunidades, formulando iniciativas estratégicas e innovadoras con agilidad y poniéndolas en práctica con la rapidez requerida.
La innovación abierta
Es un término acuñado por el profesor Henry Chesbrough. Consiste en una nueva estrategia de innovación bajo la cual las empresas van más allá de los límites internos de su organización mediante la cooperación con profesionales externos. Open Innovation significa combinar el conocimiento interno con el conocimiento externo para sacar adelante los proyectos de estrategia y de I+D.
Formación y educación permanente por parte de los profesionales
Ya no vale con terminar un grado y desarrollar una carrera profesional. Hoy es necesario seguir aprendiendo de manera continua. Por ello, los mejores profesionales son aquellos que, además de una buena base educativa, tienen en sí el germen del que ha aprendido a aprender y se inscriben en programas formativos, participando en círculos del conocimiento y siguiendo de cerca las evoluciones de las empresas que innovan en procesos, productos y servicios.
El estado de competitividad empresarial
es decir, la continua necesidad de buscar la máxima generación de valor para las organizaciones y sociedades, no sólo en términos económicos, sino también sociales, medioambientales y éticos.
La humanización de las empresas
entendiendo por una necesidad de dotar a las organizaciones de una personalidad y valores alineados con los miembros del equipo que permitirá mantener relaciones profesionales más sanas y duraderas. Si bien el trabajo de toda la vida es algo del pasado en un mundo en constante transformación.
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