29 ago 2018

Qué significa ser un emprendedor social

De acuerdo a informes recientes, la mitad de los consumidores en España realiza sus compras siguiendo criterios éticos, aunque, sin embargo, nuestro país sigue por debajo de los niveles de emprendimiento social que hay en otros vecinos, por causas tan diversas como la dificultad en el acceso a la financiación, la falta de equipo humano que esté dispuesto a ganar menos que en otras compañías o la ausencia de un marco jurídico específico que proteja a los que trabajan en este tipo de empresa.

Estos motivos explican en parte que, según el Global Entrepreneurship Monitor, España es el país de Europa con menor tasa de Actividad Emprendedora Social: un 0,51% frente al 4,25% o 2,71% de registrado en Islandia y Finlandia, respectivamente.

Requisitos éticos para ser un emprendedor social

Pese a que la denominación ?empresa social? está en boca en muchos, su significado no parece ser unívoco, ya que, de hecho, existen distintas definiciones, aunque todas ellas parecen compartir el estar construidas sobre la base de que una entidad de estas características intente construir un mundo más justo bajo el liderazgo de un emprendedor que procura ser ejemplo y fuente de inspiración para otras personas.

En cualquier empresa social es posible encontrar tres elementos fundamentales:

Una misión social

Intenta proveer bienes o servicios a necesidades humanas básicas que no están siendo atendidas adecuadamente, por lo que, al igual que cualquier pyme, intenta explotar una oportunidad, aunque, en este caso tiene que ver con la mejora de la sociedad.

Innovación

Ha de haber encontrado una solución innovadora para un problema social, combinando los recursos de los que dispone para lograr sus fines.

Sostenibilidad económica

La empresa debe ser capaz de soportar económicamente su actividad mediante los ingresos que obtenga en el mercado, vendiendo o prestando sus bienes y servicios, con una cierta orientación hacia el beneficio. 

Tipos de empresas sociales 

Puede hablarse de tres tipos de empresas sociales:

Las que no tienen ánimo de lucro

No dependen de los mecanismos del mercado para obtener los ingresos necesarios para sobrevivir.

Las de carácter híbrido

Dependen, al menos en parte, del mercado para asegurar su sostenibilidad, aunque sin perder su esencial social.

Las que sí tienen ánimo de lucro

Dependen exclusivamente de los ingresos que obtienen en el mercado, participando en él como cualquier otro tipo de entidad.

Los valores y la legitimidad son elementos clave para un empresario social

En una empresa social su propuesta de valor está relacionada directamente con su capacidad de generar un beneficio social a través de los bienes y servicios que produce, siendo crítico no sólo qué fabrica y vende, sino por qué lo hace y cómo. Su misión y valores deben estar en permanente revisión y actualización para estar siempre alineados con su actividad, procurando no afectar negativamente a nadie en el desempeño de su labor.

Un concepto clave en este tipo de compañías es la legitimidad, es decir, contar con el beneplácito de la comunidad en la que operan, y cuyo mejor barómetro viene marcado por el número de donantes que tienen, el apoyo público y privado que logran o la reputación entre los diferentes colectivos que, de un modo u otro, se ven afectados por sus actividades.

Componentes básicos para lograr la legitimidad de la comunidad

Hay dos elementos que afectan directamente a la legitimidad de una empresa social:

Adaptación al contexto

Los problemas son consustanciales al entorno en el que opera cualquier entidad. Sin embargo, el modo de afrontarlos varía significativamente en el caso de las empresas sociales, ya que debe tener en cuenta las consecuencias derivadas de ellos que afectan a los diferentes núcleos de la población. Por eso, deben estar permanentemente en contacto con ellos, estudiar y entender el contexto, no dar nada por sentado o sobreentendido y analizar con profesionalidad los pros y los contras de cada decisión que tome.

Coherencia entre actividades y misión

La coherencia entre todas las acciones que lleva a cabo una empresa social y su misión y valores aumenta su legitimidad y sus posibilidades de lograr apoyo. Sin embargo, muchas veces las actividades que tienen mayor impacto social no generan recursos suficientes para garantizar la sostenibilidad de la entidad, por lo que es habitual que se incluya en el portfolio de servicios otras que buscan en esencia la rentabilidad económica con el fin de poder financiar aquellas otras que tienen un fin eminentemente social. Por ello, suele decirse que el emprendedor social vive constantemente en la lucha por lograr la doble vía de resultados: económica y social.

Necesidad constante de innovar en la actividad

La mayoría de empresas sociales se enfrentan a una gran desproporción entre su ambición por resolver un problema social y su limitado acceso a recursos económicos. Por ello, es fundamental que innoven constantemente en los bienes y servicios que ofrecen, procurando en todo momento disponer de la suficiente legitimidad y apoyo, ya que, de este modo, pueden acceder a una serie de recursos no disponibles para la empresa convencional: voluntarios, capital riesgo social, donaciones, subvenciones públicas, etc.

Comunicar para calcular la eficacia de las acciones y para la construcción de marca

Las empresas sociales deben dar seguimiento e informar sobre el impacto social de sus actividades. Generar esta información es útil tanto internamente como en la relación con los agentes externos a la organización. Internamente para saber qué líneas de acción son más efectivas para alcanzar su misión y, en virtud de ello, poder tomar decisiones; de cara al exterior servirá para aumentar su legitimidad, ya que aumenta los protocolos de comunicación y transparencia.

Para conocer los grados de eficiencia y eficacia de una empresa social es necesario conocer tres tipos de información:

  • La producción, que describe las actividades concretas que la organización realiza. De su análisis se valorará el grado de eficiencia de lo que se está llevando a cabo.
  • El resultado que tiene lo que la empresa produce, comparado con la situación real que había de partida. Permite también conocer la influencia de la competencia en el mercado.
  • El impacto que provoca en sus usuarios los servicios que lleva a cabo, en comparación con otros alternativos. Este es un elemento crítico para que, posteriormente, donantes, socios e inversores tomen sus decisiones sobre asignación de recursos económicos a la entidad.
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