23 may 2021

De aquellos polvos estos lodos

El Banco Central Europeo advirtió, el pasado 19 de mayo, de las posibles turbulencias financieras que pueden enfrentar los mercados europeos fruto de los elevadísimos niveles de deuda corporativa y pública acumulados. El supervisor europeo alaba el papel que jugaron los estados en el despliegue de los programas de apoyo fiscal que salvaron a miles de empresas a lo largo del continente. 

Alerta, sin embargo, de que la retirada gradual de dichos programas puede disparar las insolvencias y contagiar al conjunto sistema financiero, lo que podría prolongar la situación de debilidad económica y poner en riesgo la esperada recuperación. Una situación que, evidentemente, acabaría también afectando a los gobiernos de la eurozona que ya parten de una situación de endeudamiento inaudita hasta la fecha. De hecho, el peso de la deuda pública se incrementó del 86% del PIB en 2019 al 100% en 2020, pero el coste de financiación se encuentra limitado por los tipos de interés nulos que aplica el BCE. En definitiva, los elevados desequilibrios que presentan las economías de la zona euro, inevitablemente, tendrán que corregirse tarde o temprano. Esta llamada de atención coincide, sin embargo, con un momento en el que Europa comienza a ver la luz al final del túnel de la covid-19. El buen ritmo de las campañas de vacunación y la relajación de las medidas de confinamiento en la mayor parte de los países han despertado cierto optimismo en las capitales europeas. Un optimismo que, sin embargo, debe ser moderado ya que los retos a medio plazo derivados de los desequilibrios acumulados el último año no son menores.

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