20 dic 2020

Del ejemplo a la protesta

A comienzos de año, la gestión de la pandemia del gobierno del partido Georgian Dream (GD) fue, en líneas generales, satisfactoria.

Algo que convirtió al país caucásico en un ejemplo de  gestión. Sin embargo, desde agosto se ha producido un pronunciado deterioro. Hasta el momento, se han registrado 2.140 fallecimientos y algo más de 200.000 contagiados. Unas cifras que obligaron al gobierno a introducir contundentes medidas el pasado 28 de noviembre, revirtiendo la apertura gradual puesta en marcha el pasado mayo. Estas van desde el toque de queda nocturno, pasando por el cierre del transporte público en las principales ciudades del país, y hasta el cierre de negocios no esenciales e instituciones educativas. En el aspecto económico, los pronósticos del FMI esperan una contracción del 5% del PIB, si bien es posible que acabe siendo incluso mayor. Ante este escenario, el gobierno ha aprobado varias iniciativas en un intento de mitigar el impacto de las nuevas medidas restrictivas de la actividad y que supondrán un gasto equivalente al 2% del PIB. En cuanto a la política monetaria, el Banco Central ha llevado a cabo medidas para potenciar el capital y la liquidez disponible en el sistema bancario al tiempo que ha realizado importantes inyecciones de divisas para evitar una depreciación violenta del Lari, cuyo valor ha descendido un 16,7% frente al dólar desde marzo. Las medidas para aliviar los dramáticos efectos de la pandemia han sido bien valoradas por la ciudadanía y explican su victoria en las elecciones parlamentarias de 2020 por el 48,15% de los votos, en un contexto de fuerte polarización social. La oposición, que ha lanzado acusaciones de fraude, no parece dispuesta a  aceptar los resultados y reclama una repetición o un nuevo recuento de los votos. Unas acusaciones que, sin embargo, no comparten los observadores internacionales que monitorizaron las elecciones. De hecho, los partidos de la oposición, que suman mayoría en el parlamento, han firmado un acuerdo en el que se comprometen a no aceptar los resultados lo que ha desatado una fuerte oleada de protestas. La población demanda una reforma de la ley electoral para hacerla más proporcional. Además, exige también al partido en el poder que endurezca su actitud frente a Rusia, un actor internacional con mala reputación en el país.

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