13 dic 2020

Ejecución de un periodista disidente

El pasado 12 de diciembre tuvo lugar la ejecución por ahorcamiento del periodista disidente Rouollah Zam, acusado por el régimen de los Ayatolás de instigar, desde la cadena independiente Amadnews, las violentas protestas que tuvieron lugar en Teherán y en otras grandes ciudades del país entre el 28 de diciembre de 2017 y el 3 de enero de 2018, que fueron sofocadas sin contemplaciones por los Guardianes de la Revolución.

El disidente había sido detenido en circunstancias poco claras por los “Pasdaranes” a finales de 2019 en Iraq, a donde había llegado procedente de Francia, país en el que residía desde hacía unos años en calidad de refugiado político. El Quai D’Orsay había desaconsejado vivamente su viaje a Iraq, un país en el que actúan con total impunidad un buen número de milicias chiitas pro-iraníes, que fueron, de hecho, quienes finalmente llevaron a cabo la detención del disidente. Su ejecución en Teherán, tras un simulacro de juicio en el que todo estaba ya decidido de antemano, va a provocar, con total seguridad, un deterioro de la relación bilateral entre Francia  -por haber sido el país de acogida del disidente durante varios años- e Irán, así como entre éste último y la Unión Europea. Un empeoramiento que, además, no dejará de colocar en una posición difícil a Joe Biden a pocas semanas de su toma de posesión como nuevo Presidente de los EE.UU. Biden había dejado entrever en varias ocasiones su intención de restaurar el diálogo con la República Islámica con objeto de retomar el acuerdo nuclear de 2015. La brutal ejecución del disidente podría forzarle a reconsiderar estos propósitos.

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