El Presidente cesa al Ministro de la Energía

Respecto de esta última, el nuevo ministro es Mohamed Arkab, quien deberá intentar por todos los medios aumentar las tasas de inversión pública en el sector. Debido al despilfarro y a la falta de recursos asignados, las inversiones en el mantenimiento de las infraestructuras y en los yacimientos llevan cayendo desde hace ya varios años, lo que está afectando negativamente a la producción, tanto de petróleo como de gas. En enero de 2021, la producción mensual de crudo fue de tan solo 290.000 b/d, una cifra un 36% inferior a la del mes de diciembre y la más baja en más de una década. El descenso de la producción de gas, al tiempo que el consumo interno está aumentando, deja cada vez menos cantidad de combustible para la exportación. Como consecuencia, Argelia no pudo apenas beneficiarse del alza de los precios internacionales del Gas Natural Licuado (GNL) que se observa desde el pasado mes de enero. Las autoridades se resisten sin embargo a abrir el sector de los hidrocarburos -el único medianamente interesante que Argelia puede ofertar- a la inversión extranjera. Cualquier medida liberalizadora en este sentido, encuentra una fuerte oposición entre la clase política y también en la calle, al ser los hidrocarburos un sector  absolutamente vital para el país. Argelia, con una bajísima deuda externa, que en proporción a su PIB apenas llega al 5%, tendría margen suficiente para obtener financiación acudiendo a los mercados internacionales de bonos. Sin embargo, por una trasnochada creencia de sus líderes de que aumentar el nivel de endeudamiento supone perder independencia financiera, las autoridades se resisten a hacerlo, perdiendo la ocasión de beneficiarse del actual entorno caracterizado por unos bajísimos tipos de interés. Como algún analista ha dicho, de continuar así las cosas, el país norafricano podría dejar de exportar crudo en el plazo de apenas una década.