16 may 2021

Israel abochorna a sus nuevos “aliados” árabes

La “luna de miel” entre Israel y los países árabes en la región MENA corre el riesgo de enfriarse súbitamente a causa de la escalada del conflicto con los palestinos. 

Por el momento al menos, las autoridades de Bahréin, Marruecos o los EAU se han abstenido de llamar a consultas a los recién llegados embajadores de Israel en esos países. Sin embargo, y aunque siempre de manera diplomática, no se han privado de manifestar su “honda preocupación” por la política de hostigamiento seguida por las autoridades israelíes contra los residentes árabes en Jerusalén, así como por la contundente campaña de bombardeos contra supuestos objetivos de Hamás en Gaza a cargo de la aviación judía. Hará pronto un año, los tres países citados concluyeron, bajo los auspicios del entonces Presidente estadounidense Donald Trump, los llamados “Acuerdos de Abraham”, por medio de los cuales normalizaron sus relaciones diplomáticas con el Estado judío. Arabia Saudí no los firmó, pero de la mano de Mohamed Bin Salman, está llevando a cabo desde hace ya varios meses un indisimulado acercamiento a Israel, con quien, además de intereses en muchos campos, comparte en Irán a un poderoso enemigo común en la zona. Sin embargo, el aumento de la violencia en Gaza puede colocar en una situación incómoda a los dirigentes de estos países árabes ante los sectores más conservadores de sus respectivas opiniones públicas, que siempre han visto con muy malos ojos esta normalización de las relaciones con el tradicional enemigo sionista. Los servicios secretos de los EAU, un país a cuyas playas acudieron un gran número de turistas israelíes durante el pasado fin de año, han advertido recientemente de la posibilidad de atentados en territorio emiratí contra visitantes de esa nacionalidad. Otros países de la región, como Jordania o Egipto, han manifestado su rechazo ante los últimos acontecimientos en Gaza de manera mucho más contundente y responsabilizan a Israel del aumento de la violencia en los últimos días. Jordania es enormemente sensible a los acontecimientos en la otra ribera del rio Jordán, ya que al contar con una enorme diáspora palestina, cualquier repunte de la violencia en los “Territorios Ocupados” se deja inmediatamente sentir dentro de sus fronteras, donde, por otro lado, ya existía un cierto malestar en contra de la familia real a causa de la fuerte crisis económica por la que atraviesa el país. De hecho, en Amman la policía tuvo que disolver una gran manifestación de ciudadanos que exigían al Rey Abdallah el cierre de la Embajada israelí y la inmediata expulsión de su representante. Egipto en 1979 y Jordania en 1994 fueron los dos primeros países árabes en firmar oficialmente la paz con Israel y en establecer con él relaciones diplomáticas. Sin embargo, se trató de lo que se ha calificado como una “paz fría”, ya que, a nivel de calle, la hostilidad hacia el Estado judío apenas ha disminuido con el paso de los años. Todavía menos diplomática está siendo la reacción de Turquía quien, en boca de su Presidente, ha calificado a Israel nada menos que de “Estado terrorista y cruel”, una durísima retórica con la que Erdogan pretende convertirse, a ojos del Islam político, en el principal defensor de la causa palestina, que la mayor parte de las Monarquías del Golfo Pérsico han abandonado en la cuneta en aras de esa “nueva normalidad” con los israelíes.

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