03 oct 2021

Reunión de presidentes

Los vínculos entre Rusia y Turquía son cada vez más estrechos, tal y como se desprende de la reunión que mantuvieron la pasada semana Erdogan y Putin en la ciudad rusa de Sochi.

En el encuentro, el líder turco anunció que ambas potencias colaborarán en la fabricación conjunta de nuevo material bélico como cazabombarderos, navíos militares y submarinos. Se evidencia así el acercamiento de Ankara hacia Moscú, con quien hace cuatro años ya firmó un acuerdo de compra de misiles antiaéreos S400, de fabricación rusa que le valieron las sanciones de Washington. Como resultado, Turquía, miembro clave de la OTAN, fue apartada del programa de fabricación del caza F35, de producción estadounidense. Además, los dos líderes también negociaron la ampliación del número de reactores de la central nuclear que la empresa estatal rusa Rosatom está construyendo en la ciudad turca de Akkuyu, frente a la costa norte de Chipre. Sorprende, sin embargo, el buen estado en el que se encuentran las relaciones económicas entre ambos países cuando, en el terreno geopolítico Rusia y Turquía respaldan bandos opuestos todos los conflictos que se desarrollan en la región: Nagorno-karabaj, Libia y Siria. Precisamente, el presidente Erdogan también aprovechó la visita para incidir en la importancia de que Rusia y Turquía respeten el alto al fuego que, en teoría, mantienen en el conflicto sirio y que, en la última semana, se ha visto alterado por los ataques de las fuerzas del ejército sirio (apoyado por Moscú) a la región de Idlib, el último bastión de los rebeldes (respaldados por Ankara). De continuar los ataques, se podría producir una nueva oleada de refugiados hacia Turquía que ya alberga más de 3,7 millones de desplazados.

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