07 mar 2021

Se cumplen los pronósticos

Los comicios celebrados el pasado 21 de febrero cumplieron con el guion previsto. El candidato oficialista, Mohamed Bazoum, ministro de interior durante la anterior administración, ganó las elecciones presidenciales, con el 55,75% de los votos. El principal candidato de la oposición, Mahamane Ousmane, quien ostentó la presidencia entre 1993 y 1996, obtuvo el respaldo del 44,2% del electorado. 

Así pues, el país africano está a un paso de materializar la  primera transición democrática de su historia. Desde la independencia de Francia, en 1960, todos los cambios en el poder han estado precedidos de un golpe de Estado. Uno de los principales desafíos a los que se enfrentará el nuevo presidente es la creciente amenaza yihadista. Como se mencionó en la última edición de esta publicación, el transcurso de los comicios estuvo ensombrecido por el ataque a un convoy de observadores electorales. El desafío es mayúsculo. La filial del Estado Islámico en el Sahel ha extendido su zona de actuación en el oeste del país, al mismo tiempo que Boko Haram amenaza por el este. La creciente inseguridad ha obligado a Níger a destinar el 20% de su presupuesto a reforzar sus capacidades militares. Sin embargo, los recursos del país -uno de los menos desarrollados del continente africano- para hacer frente a los grupos yihadistas son limitados. En este contexto, los países occidentales han reforzado su colaboración con las autoridades nigerinas para evitar una escalada de la inseguridad, y algunos aliados, como Francia y Estados Unidos, han desplegado tropas sobre el terreno. Asegurar la estabilidad de Níger se ha convertido en una prioridad, dada su ubicación geográfica, en medio de la región del Sahel.

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