28 mar 2021

Sin reformas no habrá recuperación

La región no alcanzará mayores ritmos de crecimiento sin la aplicación de las reformas fiscales y económicas necesarias. Así de tajante ha sido el  del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su Informe Macroeconómico anual publicado la semana pasada. 

En el mismo dibuja tres posibles escenarios según el ritmo de recuperación de la actividad. En el más optimista la economía de América Latina crecería un 4,1% este año, recuperando poco más de la mitad de la caída de 7,4% del PIB registrada el año pasado a causa de la pandemia pero en el caso de que los países de la región no hagan los deberes podrían cerrar este año con un crecimiento de tan solo un 0,8%. El escenario central o base prevé una expansión del 3,2%, totalmente insuficiente tras el desplome del PIB del año pasado. Entre las reformas necesarias el BID destaca aquellas enfocadas a mejorar la productividad, a ayudar a conectar a las empresas a las cadenas globales de valor y a promover la economía digital y la creación de empleo.

│Una asignatura pendiente

La institución hace hincapié en la necesidad de mejorar las instituciones fiscales dado el elevado nivel de endeudamiento público que registran los países latinoamericanos. Conviene recordar que ya se partía de un preocupante desequilibrio antes de que estallara la pandemia; a finales de 2019 el déficit y la deuda pública ya ascendían al 3% y el 58% del PIB, tras varios años de descenso de la recaudación impositiva. La caída de los ingresos públicos fue el resultado, por una parte, del peor comportamiento del precio de las materias primas desde 2013 y, por otra, de la desaceleración de la actividad económica en los últimos años. Por tanto, la región se enfrentó a la crisis sin margen fiscal lo que ha imposibilitado la aplicación de voluminosas medidas contracíclicas fiscales que sostuviesen el crecimiento. Salvo casos contados como Brasil y Chile, en donde los paquetes de estímulo a la economía fueron cuantiosos, el resto, dos tercios de los países para ser exactos,  gastaron, en promedio, un 3% del PIB, mientras en las economías avanzadas alcanzaron un promedio del 19%. Ello explica el preocupante aumento del desempleo y de la pobreza. A febrero de este año, faltaban todavía 15 millones de los 26 millones de empleos que se perdieron en el pico de la pandemia en 12 países de la región y se espera que la pobreza extrema aumente desde el 12,1% al 14,6%, a causa de la crisis sanitaria. Una vez más, los organismos internacionales alertan de los desequilibrios en las finanzas públicas (a finales de 2020 el déficit y deuda promedio alcanzaron el 8,3% y el 72% del PIB, respectivamente) y a insistir en la necesidad de emprender reformas fiscales, una asignatura pendiente desde hace tiempo que explica gran parte del decepcionante crecimiento de la región la última década.

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