01 nov 2020

Histórico repunte de la actividad

La actividad económica en Estados Unidos ha alcanzado un crecimiento intertrimestral del 33,1% entre julio y septiembre, la mayor tasa desde que se tienen series históricas. Cabe señalar, sin embargo, que este repunte se produce tras el desplome de la actividad que se produjo en el segundo trimestre cuando la economía registró una caída, también histórica, del 31,4% respecto al trimestre anterior.

El enorme estímulo monetario y fiscal que han realizado las autoridades junto a la flexibilización de las medidas de confinamiento ha apoyado el rebote de la actividad. No obstante, el PIB sigue siendo un 2,2% inferior al que se registraba previo a la pandemia por lo que todavía es pronto para hablar de recuperación. Remontan tanto el consumo de bienes duraderos como los no duraderos como resultado de la demanda acumulada durante el trimestre anterior y los programas de apoyo mediante transferencias directas a las familias. La inversión también ha repuntado con fuerza debido a la adquisición de productos relacionados con la Covid-19 como los equipos de transporte o los gastos en capital para adaptarse al trabajo en remoto. El desequilibrio comercial, por su parte, se ha disparado hasta el 3,5% del PIB, la cifra más elevada en los últimos 8 años, con las ventas exteriores lastradas por la elevada incertidumbre y las tensiones comerciales. No obstante, conviene tener presente que los efectos de la última ronda de paquetes de estímulo fiscal, acordada en agosto, ya se han desvanecido y las negociaciones entre republicanos y demócratas sobre el tamaño y la forma del siguiente paquete se encuentran totalmente bloqueadas, lo que hará mella en la actividad del último trimestre.

│Reñida contienda electoral

Ambas formaciones están pendientes de saber quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca tras las elecciones presidenciales del 3 de octubre. Pese a que, al igual que en 2016, Donald Trump no es el favorito de las encuestas, podría, tal y como ocurrió entonces, dar la sorpresa. En esta ocasión, en cambio, la diferencia entre el candidato demócrata, Joe Biden, y el republicano es incluso mayor que la que había en 2016 entre Hillary Clinton y Donald Trump. Entonces, la candidata demócrata tenía una ventaja de 3,8 puntos porcentuales en los sondeos, mientras que ahora Biden cuenta con una ventaja de casi 9 puntos en la intención de voto (52% frente al 43,4% que obtendría Trump). Por un lado, la nefasta gestión de la pandemia, con más de 200.000 muertos y 9 millones de afectados ha sido objeto de fuertes críticas tanto dentro como fuera del país. Además, el auge de las tensiones raciales en los últimos meses ha movilizado de forma considerable el voto de algunas minorías como la afroamericana. Destaca en esta contienda la caída en el número de indecisos respecto a los comicios anteriores. Entonces, el 12% no tenía decidido votar mientras que ahora ese porcentaje es solo del 5%, algo que, en teoría, beneficiaría al candidato demócrata. Por último, señalar que, en esta ocasión, se ha potenciado el voto por correo para evitar grandes afluencias en los colegios electorales. Así pues, habrá que esperar al menos una semana para conocer el resultado definitivo. Pese a que parece que la victoria de Biden está más o menos clara, tras la sorpresa de 2016, nadie se atreve a dar nada por sentado. Y es que si algo hemos aprendido en los últimos cuatro años es que con Trump todo es posible.

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