16 may 2021

Las empresas rusas temen a Bruselas

Las compañías rusas se preparan para hacer frente al nuevo gravamen climático que ha propuesto Bruselas. El conocido como mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono elevará el precio de las importaciones procedentes de los países que, como Rusia, no tengan políticas climáticas ambiciosas para luchar contra el cambio climático. 

Las estimaciones del coste de este nuevo impuesto varían de entre los 2.500 a 3.000 mill.$ al año, de acuerdo con el Ministerio de Recursos Naturales ruso.  Inicialmente, el nuevo gravamen estará dirigido a un número limitado de importaciones que incluyen las de hierro, acero, cemento y los fertilizantes. El objetivo es igualar el precio de dichas importaciones al que tendrían si se hubiesen fabricado en la Unión, donde este tipo de industrias ha de hacer frente a una política climática más severa y, por ende, costes de producción más elevados. Evidentemente, este nuevo gravamen se aplicará a todos los países que comercien con la UE, pero Rusia es el país más afectado puesto que es, también, el principal proveedor de bienes intensivos en carbono. Moscú, cuya meta de reducción de emisiones se sitúa en el 70% del nivel de 1990 (lo que, en la práctica, permite continuar aumentando las emisiones) ya ha acusado a Bruselas de llevar a cabo prácticas proteccionistas. 

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