19 sep 2021

Lucha antiterrorista

El gobierno francés anunció la semana pasada la neutralización de Abou Walid al Saharaui, el líder del Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS), posiblemente el mayor éxito de la Operación Barkhane, el contingente militar galo desplegado en el Sahel contra los grupos terroristas.

La operación de inteligencia contra el jefe yihadista se produjo a mediados de agosto en la región maliense de Indelimane. Saharaui es uno de los artífices de la extensión de la violencia yihadista a lo largo del Sahel, especialmente en la zona denominada de las Tres Fronteras, la región en la que convergen los límites territoriales de Burkina Faso, Mali y Níger.  Es considerado, por tanto, el máximo responsable del asesinato de más de 3.000 civiles. La muerte del líder del EIGS se ha producido tan solo unas semanas después de que los militares franceses, en colaboración con el ejército nigerino, abatiesen a dos de los principales lugartenientes de la organización. A pesar de estos éxitos, la erradicación de la violencia yihadista en el Sahel continúa siendo extremadamente compleja, debido, entre otros, a la porosidad de las fronteras, la debilidad de los ejércitos nacionales y la habilidad de los grupos terroristas de capitalizar el hastío y el descontento de la población. Incluso, muchos temen que la situación se deteriore en los próximos meses, una vez que Francia cumpla con su promesa de retirar la mitad del contingente militar de la Operación Barkhane.

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