13 mar 2022

El covid amenaza con desbordar la política del gobierno

China registró un récord de nuevos casos el pasado 13 de marzo (1.938 casos), principalmente relacionada con la variante ómicron pero también delta.

Aunque la cifra pueda parecer reducida en términos relativos dado el tamaño del país, lo cierto es que desde que se contuvo el brote inicial en marzo de 2020, la cantidad de nuevos casos locales de covid-19 nunca superó los 200 por día. Si bien ya hay casos en 13 provincias, alrededor de dos tercios de los nuevos casos de covid de la semana pasada se concentraron en Jilin y Shandong, y algunas ciudades de ambas provincias han sido cerradas. Guangdong y Shanghai tuvieron brotes mucho más pequeños, pero se han movido agresivamente para contenerlos antes de que el número de casos se salga de control. La ciudad de Shenzhen ha anunciado un cierre total, y que todos los residentes se quedaran en casa durante siete días mientras completan tres rondas de pruebas obligatorias. Shanghai, que tenía una reputación de tener controles de covid menos severos, ahora ha restringido los viajes, cerrado escuelas, clausurado muchos servicios al consumidor y bloqueado varios vecindarios. A pesar de que crecen las voces para un cambio en la respuesta, el pasado sábado el viceprimer ministro Sun Chunlan, coordinador de la respuesta del gobierno al covid, dijo que la política “no vacilará ni se relajará” y pidió a los funcionarios del gobierno que tomen “medidas prácticas para garantizar que el 20º Congreso del Partido se lleve a cabo con éxito”. Las medidas agresivas en Shanghai y Shenzhen muestran que la estrategia ahora es imponer medidas extremas a corto plazo con la esperanza de controlar la transmisión, aceptando más interrupciones económicas a cambio de una recuperación más rápida e intensa después. La interrupción de las cadenas de suministro de fabricación ha sido mínima hasta ahora, pero parece inevitable que surjan más problemas dada la importancia de Shanghái y Shenzhen como puertos y centros de fabricación. De extenderse estas medidas las tensiones de precios mundiales desatadas por la guerra en Ucrania podrían verse agravadas por este nuevo golpe a la cadena de suministros.

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