Una crisis se define como un pe-ríodo en el tiempo en el que exis-te una amenaza a las estructuras básicas, los valores fundamentales y las normas de un sistema, ante la que es preciso reaccionar con urgencia en un escenario altamente incierto. Tradicional-mente, a los períodos de crisis les sucede una fase de reflexión y evaluación posterior para analizar las decisiones tomadas. En 2020, a raíz de la pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2, la Unión Europea hizo frente a la cri-sis de mayor envergadura desde su creación. Nunca antes los países europeos se habían enfrentado a un desafío económico y sanita-rio de tal magnitud. Las consecuencias, aún difíciles de cuantificar, marcarán a toda una generación. En 2021, el inicio de la campa-ña de vacunación en los países europeos ha hecho que comience a hablarse de recupe-ración económica. Se respira cierto optimis-mo en las capitales europeas, pese a que aún quedan muchos meses hasta que éstas retor-nen a los ritmos de actividad previos a la pan-demia. Parece que la crisis deja ahora paso a la reflexión. Esta situación no es nueva para el bloque eu-ropeo. Desde el estallido de la crisis financiera global en 2008, los Veintisiete han tenido que hacer frente a una concatenación de sucesos que constantemente han puesto en duda la continuidad del proyecto europeo. Los pro-blemas han sido muchos y de diversa índole: políticos, económicos y sociales. De hecho, la desafección ciudadana con el proyecto euro-peo llegó hasta tal punto que culminó con la votación favorable a la salida de uno de los paí-ses miembro, Reino Unido. El continuo cues-tionamiento interno ha concentrado los es-fuerzos y la atención de los líderes europeos. Mientras, en la escena internacional, se produ-cía un cambio de paradigma que ha alterado el clima y el orden que hasta ahora regían en el terreno global. La transición hacia un mun-do multipolar marcado por la confrontación y rivalidad sistémica entre China y Estados Uni-dos hace que uno se pregunte si la UE, estan-darte del multilateralismo, el libre comercio y la cooperación, está preparada para esta nue-va era. LA UNIÓN EUROPEA, DUEÑA DE SU DESTINO