14 mar 2021

De promesa a realidad

El pasado 11 de marzo el presidente estadounidense, Joe Biden, aprobó un paquete fiscal de 1,9 billones de $, una de sus principales promesas electorales. El apoyo del mandatario al plan se produce después de que recibiera el respaldo del Senado y el Congreso, donde los demócratas tienen mayoría.

Este nuevo paquete viene a sustituir al que se aprobó el pasado mes de diciembre, todavía durante el mandato de Trump, que ascendía a 900 mill.$ cuyos efectos ya se habían diluido. El reciente plan de estímulo contempla cheques directos de 1.400$ para las rentas anuales inferiores a 75.000 $; la extensión de los beneficios por desempleo hasta comienzos de septiembre, con bonificaciones semanales de 300$ y asistencia para el alquiler y sanitaria a millones de familias. Se destinarán también 350.000 mill.$ a financiar las necesidades de los gobiernos locales y estatales derivadas de la emergencia sanitaria y se invertirán 65.000 mill.$ en los planes de detección y  rastreo del virus así como de vacunación de la población. Esta cuantiosa inyección ha duplicado las previsiones de crecimiento para la economía estadounidense en 2021, que pasan del 3,5% estimado inicialmente al 6,5%. Evidentemente, el plan de Biden también tendrá un enorme impacto en las cuentas públicas. Se prevé que el déficit fiscal se eleve hasta el 15% del PIB en 2021 mientras que la deuda pública del gobierno escalará hasta el 127% del PIB en este ejercicio.

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