05 nov 2023

Aumenta la presión internacional

Mientras tanto, continúa el bloqueo de la Franja efectuado por las fuerzas armadas israelíes y los bombardeos contra objetivos palestinos; algunos de ellos controvertidos, como los ataques a un convoy de ambulancias; a escuelas de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (UNRWA); y al campo de refugiados de Jabalia.

En este contexto, relatores independientes de Naciones Unidas advirtieron esta semana en un comunicado “que el tiempo se está acabando para evitar un genocidio”. Estos acontecimientos han intensificado la presión internacional -especialmente por parte de los países de la región- para que Tel Aviv inicie un alto el fuego. Los líderes de Jordania, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos denunciaron que la ofensiva hebrea “constituye un castigo colectivo ilegal contra el pueblo palestino” y exigieron a Washington que redoble sus esfuerzos diplomáticos para que Israel detenga los bombardeos. El rey jordano, Abdalá II, indicó, además, que las fuerzas armadas habían llevado a cabo una operación para suministrar desde el aire ayuda médica urgente al hospital de campaña jordano situado en Gaza. Desde la perspectiva estadounidense, la guerra se ha convertido en un peligroso desafío, dado que una posible expansión del conflicto afectaría sensiblemente a su influencia en la región, además de que, en el peor de los escenarios, podría arrastrarle a intervenir en un conflicto armado. Por ello, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, inició el 3 de noviembre una gira de cuatro días en las que se reunió con los principales actores de la región, con el objetivo de alcanzar “una pausa humanitaria” que alivie la situación que vive la población civil palestina y permita abrir un espacio de discusión sobre el escenario post conflicto de la Franja. La agenda incluyó reuniones en Israel, Cisjordania, Chipre, Irak y Turquía. Sin embargo, el alto el fuego parece, a día de hoy, lejano. En la reunión celebrada en Tel Aviv, el primer ministro Benjamín Netanyahu, insistió en que la ofensiva continuará hasta que no se libere a todos los rehenes secuestrados por Hamás. Por su parte, los intercambios de proyectiles entre las fuerzas armadas israelíes y Hezbolá continúan. El líder de la milicia chií libanesa, Hassan Nasrallah, advirtió, en su primer discurso desde el inicio del conflicto, que “la guerra total es posible”.

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