14 mar 2021

Cambio de estrategia en la lucha antiterrorista

Según ha filtrado la agencia de noticias The New Humanitarian, con sede en Ginebra, el gobierno burkinés inició en el mes de noviembre un proceso de negociación con la filial de Al Qaeda en la región, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM, por sus siglas en inglés).

El acercamiento con la banda terrorista supone un cambio en la política del ejecutivo del presidente Christian Kaboré, hasta entonces partidario de una política de “mano dura”. En el marco de estas negociaciones fueron liberados, supuestamente, 29 yihadistas, una medida que ha originado una intensa polémica. Al mismo tiempo, el ejecutivo ha reforzado la colaboración con los líderes de las comunidades locales para que persuadan a los combatientes a deponer las armas. Según apuntan fuentes sobre el terreno, el mensaje de los líderes parece estar calando y, en los últimos meses, la violencia terrorista ha descendido notablemente en el norte de Burkina Faso. No obstante, algunos expertos advierten que todavía hay un largo camino por recorrer. Las negociaciones se han entablado únicamente con el GSIM y, de momento, no se ha producido un acercamiento con el otro grupo yihadista que opera en la región: el Estado Islámico del Gran Sáhara. Asimismo, difícilmente se logrará la estabilización del país si persisten las desigualdades económicas entre el norte y el sur del país. Cabe tener en cuenta que en muchos casos la adhesión de jóvenes en los grupos yihadistas no se fundamentan en principios ideológicos o religiosos, sino, más bien, en la rivalidad interétnica y el sentimiento de discriminación de las provincias menos desarrolladas.

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