02 may 2022

Difícil coyuntura económica

La guerra en Ucrania ha supuesto un revés añadido para Túnez, una de las economías más afectadas por la pandemia, debido al protagonismo del turismo, un sector que representa el 12% del PIB y emplea a más del 15% de la población.

Las últimas previsiones publicadas por el IIF apuntan a una recuperación más lenta de lo esperado del sector turístico en 2022. En concreto, se estima que el número de visitantes se situará en torno al 60% de los valores anteriores a la pandemia, lastrado por el enfriamiento de la economía de la Unión Europea y la severa contracción de Rusia (en su conjunto representan el 80% de los ingresos turísticos de Túnez). Al mismo tiempo, el aumento simultáneo del precio de los cereales y de los hidrocarburos agravará el desequilibrio fiscal, al aumentar los fondos públicos destinados al sistema de subsidios de carburantes y de los alimentos básicos. Así, se calcula que el déficit fiscal ascenderá al 8,5% del PIB en 2022, un nivel elevado. En consecuencia, el endeudamiento del soberano podría situarse a finales de año alrededor del 88% del PIB. De igual forma, el encarecimiento de las materias primas provocará un deterioro del desequilibrio por cuenta corriente, hasta el 9,4% del PIB. En este contexto, la firma de un acuerdo con el FMI cobra una especial relevancia, ante las limitadas opciones del país de financiar los desequilibrios. Sin embargo, de momento no se han producido avances de las negociaciones con el Fondo, debido a las reticencias de las autoridades tunecinas de emprender una agenda reformista, ante el temor de que una política de contención social avive el descontento de la ciudadanía. 

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