26 sep 2021

El presidente afianza su poder

Kais Saied, el presidente tunecino, ha establecido, en una orden presidencial publicada el pasado 22 de septiembre en la Gaceta Oficial (el equivalente al BOE tunecino), su intención de gobernar por decreto “hasta nueva orden”. El jefe del Estado podrá así usar ese instrumento jurídico para funciones que van desde la conclusión de acuerdos en nombre de su país con acreedores internacionales a la aprobación de los presupuestos del Estado, pasando por el nombramiento y revocación de altos cargos.

En la misma orden presidencial se determina que Saied nombrará un comité de expertos con el encargo de reformar varios capítulos de la constitución de 2014. Todo ello supone una nueva vuelta de tuerca y un afianzamiento del poder omnímodo del presidente desde que, el pasado 25 de julio, cesara al primer ministro, suspendiera el parlamento e instaurase el estado de alarma para, según el mandatario, acabar con la inacción del gobierno de Ennahda, un partido islamista moderado, y poner freno a su progresivo control de las principales instituciones del Estado. De hecho, las medidas adoptadas en julio por el presidente fueron apoyadas por un porcentaje muy alto de la ciudadanía, harta del progresivo deterioro de las condiciones económicas, de la corrupción y de los escasísimos avances en los planes de vacunación. En aquél entonces, la popularidad de Saied, un catedrático de derecho elegido presidente en 2019 a pesar de no pertenecer a ningún partido político y caracterizado por su integridad y honradez, estaba en lo más alto. Sin embargo, en estos momentos, muchos de sus partidarios de entonces comienzan a estar preocupados por lo que empiezan ya a considerar una deriva autoritaria y un retorno a un régimen autocrático en el único país de las “Primaveras Árabes” en el que triunfó la democracia hace ya una década. Entre tanto, la situación económica de Túnez sigue degradándose y, según la poderosa central sindical UGTT, el país podría tener serios problemas para pagar las nóminas de la extensísima plantilla de trabajadores públicos en lo que resta de año. La UGTT y los partidos laicos contrarios a Ennahda, que habían apoyado sin reservas las medidas presidenciales del pasado 25 de julio, se están mostrando cada vez más críticos con la actual deriva autoritaria del presidente. Si Saied no convoca elecciones legislativas en un periodo razonable, podría perder todo su capital político, llevando a su país a un callejón sin salida.

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