12 dic 2021

La República Islámica quiere que se descongelen sus activos en el extranjero

El pasado 9 de noviembre, el Tribunal Permanente de Arbitraje (TPA), con sede en La Haya, condenó al Estado de Bahréin a indemnizar con algo más de 200 mill.€ a dos bancos estatales iraníes -el Melli y el Sedarat- a los que había expropiado en 2015.

Diez años antes, en 2005, esos dos bancos y uno bahreiní -el Ahli United- habían creado una entidad, a la que bautizaron Future Bank, para financiar inversiones tanto en Bahréin como en la República Islámica. Sin embargo, en revancha por la firma en 2015 del Acuerdo Nuclear entre Irán y varias potencias (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) a la que se habían opuesto vivamente Arabia Saudí y Bahréin, éste último tomó la controvertida decisión de “congelar” todos los activos de los citados bancos iraníes ubicados en su territorio. El TPA justificó su fallo en que la decisión adoptada por las autoridades de Bahréin -un país con una casa real sunita, pero con una población mayoritariamente chiíta- se había tomado exclusivamente por motivaciones políticas. La sentencia, considerada en Teherán como una gran victoria, ha animado a los dirigentes iraníes a reclamar la “descongelación” de todos los activos de la República Islámica en todo el mundo como condición para que las negociaciones para la revitalización del acuerdo de 2015, retomadas el pasado 29 de noviembre, lleguen a buen puerto. Dichos activos se estima que ascienden a unos 35.000 mill.$, una cifra equivalente nada menos que a casi un 9% del PIB nominal iraní del año 2021. Para la República Islámica, cuya economía se encuentra asfixiada por las sanciones económicas impuestas por los EE.UU. en noviembre de 2018, el acceso a los mismos constituye casi una cuestión de vida o muerte. Conviene precisar, por último, que las probabilidades de que prosperen las actuales negociaciones para tratar de revitalizar el acuerdo nuclear de 2015, son remotas. De hecho, los EE.UU., acaban de señalar que están dispuestos a endurecer todavía más las sanciones económicas contra Irán en el caso de que las conversaciones en curso fracasen.

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