Moscú prohíbe la venta de petróleo a los países que limiten el precio

La medida entrará en vigor el próximo mes de febrero y estará vigente al menos cinco meses. Fuentes rusas afirman que el tope al precio del crudo no les va a afectar, algo que efectivamente es cierto, puesto que en estos momentos el petróleo de los Urales se cotiza por debajo del umbral de los 60$, por lo que los intercambios comerciales continuarán independientemente de las medidas acordadas. No obstante, Moscú ha señalado que están dispuestos a reducir las extracciones entre 500.000 y 700.000 barriles diarios (entre un 5 y un 6% de su producción total) con el objetivo de volver a elevar los precios del crudo, lo que podría agravar el déficit de las cuentas públicas. Lo cierto es que la economía rusa ha mostrado una resistencia frente a las sanciones mayor de lo inicialmente previsto, con una contracción esperada del PIB del 3-4% en 2022 frente al 8-10% que se estimaba en el mes de abril. Las medidas tomadas por el gobierno ruso y el banco central han ayudado a mitigar el impacto de las sanciones occidentales a corto plazo, pero no servirán para paliar su efecto en el largo plazo. Los ingresos por hidrocarburos han caído un 20% desde el mes de octubre y la producción industrial también ha descendido, debido a su dependencia de las importaciones de insumos internacionales, lo que hace que el sector industrial se enfrente a un más que probable retroceso tecnológico. La espantada de las empresas extranjeras que se produjo a comienzos de año ha hundido la inversión extranjera directa, y la inversión pública se centra en financiar la guerra. Como resultado, Rusia se encuentra al inicio de una nueva década perdida, como ya lo fue la de los años 90 con el colapso de la URSS.