15 nov 2020

Negociación de la deuda

Al igual que otros países en desarrollo, Zambia se adhirió hace unos meses a la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI), impulsada por el G20 y los Organismos Multilaterales para ayudar a los países con menos recursos a afrontar la crisis provocada por el coronavirus.

El desafío, ahora, radica en la negociación de una reestructuración de la deuda con los acreedores privados, algo que se antoja muy complicado. De momento las negociaciones se encuentran lejos de un acuerdo. La semana pasada los tenedores de los eurobonos rechazaron la solicitud del país africano de suspender el pago de los intereses durante un periodo de seis meses y la moratoria del cupón, por valor de 42,5 millones de dólares, que venció el pasado día 13. Así pues, Zambia se ha convertido en el primer país africano en incumplir con sus compromisos de pago desde que comenzó la pandemia. Los acreedores aludieron, entre los motivos para rechazar la propuesta, el temor a que cualquier alivio de la deuda sea utilizado por las autoridades de Zambia para pagar los préstamos bilaterales concedidos por China (representan una cuarta parte del total de los pasivos). La delicada posición de las cuentas públicas obedece al elevado volumen de deuda emitido en los últimos ocho años. El deterioro del soberano se ha agravado a raíz del mal comportamiento de la economía, lastrado por la caída del precio de las materias primas y la sequía. Por si fuera poco, la ausencia de un acuerdo con el FMI, debido, principalmente, a la falta de transparencia de las autoridades, supone un problema añadido, dado que limita aún más la capacidad de financiación del país.

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