18 dic 2022

Nuevo invierno del descontento

Los paros masivos han paralizado Reino Unido durante el mes de diciembre.

A la huelga de los trabajadores de los servicios ferroviarios se le une la movilización de los enfermeros, operarios de puertos y aeropuertos, conductores de ambulancias y servicio postal. No se trata únicamente de los trabajadores públicos, el descontento por la acusada caída del nivel de vida se extiende entre toda la población. La inflación se encuentra en el 11,1% y los costes energéticos se han disparado como consecuencia de la guerra de Ucrania. La semana pasada, incluso, el Ejecutivo se vio obligado a reabrir dos minas de carbón para abastecer la demanda energética del país ante el desplome de las temperaturas. En este contexto, ciertamente los trabajadores públicos han sido los más perjudicados con un incremento de los salarios de apenas un 2,2%, lo que supone una evidente pérdida de poder adquisitivo. Además, la última década de recortes, junto al éxodo masivo de trabajadores como consecuencia del Brexit, ha dejado los servicios públicos, y en concreto el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), en una situación extremadamente frágil. El gobierno rechaza las demandas salariales y ha desplegado al Ejército para poder suplir a los conductores de ambulancias o evitar el caos en los aeropuertos. También estudia prohibir las huelgas para empleados públicos claves en un país en el que ya de por sí la actividad sindical se encuentra muy restringida.

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