10 abr 2022

Referéndum revocatorio o de ratificación

No ha habido grandes sorpresas en la consulta popular sobre la revocación de mandato convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para el pasado 10 de abril. Como era de esperar, el mandatario ha recibido un fuerte apoyo de sus bases, pero la participación se ha quedado muy por debajo del 40% del censo, porcentaje necesario para que sea vinculante.

El apoyo habría ascendido al 91,1% pero con una participación del 17,5%, según los datos promedio del cómputo rápido ofrecidos por el Instituto Nacional Electoral (INE). Por tanto, más de 15 millones de mexicanos han pedido que continúe en el puesto y agote la legislatura hasta el final del sexenio en 2024. La oposición, por su parte, boicoteó desde un principio la consulta, que tachan de populista, y a la que llaman un “referéndum de ratificación”, más que de revocación. Debido a la popularidad del presidente, cuya aprobación según las encuestas es del 60%, era virtualmente imposible que perdiese esta elección. Por tanto, Obrador ha logrado su objetivo  al proclamarse ganador del primer referéndum revocatorio convocado en el país. Un proceso de democracia directa que ha movilizado a la militancia más fiel de la llamada Cuarta Transformación. “Obtuve más votos ahora que en 2006 y en 2012″, así lo celebraba tras conocer los resultados.

La popularidad de Obrador, a examen

No deja de sorprender la elevada popularidad del mandatario habida cuenta de los pobres resultados de su gestión. Baste señalar que el ingreso de las familias ha disminuido durante los últimos tres años, especialmente entre quienes viven en la pobreza. Su principal logro es, sin duda, crear una narrativa creíble de que el poder político hoy en día está al servicio del pueblo. Las conferencias matutinas, conocidas como las "mañaneras", se han convertido en una gran estrategia comunicativa que, sumada a sus incesantes giras por el país, han conseguido que su popularidad continúe inusualmente alta. A ello se suma un discurso articulado en torno a los valores de honestidad y austeridad, todo ello combinado con medidas populistas. El mandatario ha sabido capitalizar el hartazgo de gran parte del electorado con los políticos tradicionales, que tacha de despilfarradores e incapaces de atender las necesidades del pueblo.

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