04 sep 2022

Tímida apertura a la inversión extranjera

Cuba ha anunciado, el pasado 17 de agosto, que permitirá la participación de inversores extranjeros en el comercio mayorista y minorista de la isla por primera vez en 60 años. El ministro de Economía, Alejandro Gil, señaló que “la inversión extranjera, con regulación del Estado, permitirá ampliar y diversificar la oferta a la población y contribuirá a la recuperación de la industria nacional".

Las autoridades han señalado que la apertura no será completa sino que se hará una selección, un escrutinio, ya que "tiene que prevalecer un mercado estatal". Se dará prioridad al suministro de productos alimenticios, de aseo y para la instalación de sistemas de generación de electricidad con fuentes renovables de energía, que tengan una incidencia inmediata en los problemas de desabastecimiento y contribuyan a mejorar la oferta en el mercado nacional. La industria privada mayorista y minorista de Cuba fueron nacionalizadas tras de la revolución de 1959 y han sufrido ineficiencias durante mucho tiempo. Sin embargo, con el reciente aumento de los precios de los alimentos y el combustible y la reducción del turismo que han provocado la peor crisis económica del país en décadas, la escasez se ha convertido en un problema importante. La Habana ha introducido reformas tentativas en numerosas áreas en los últimos años, con la esperanza de aliviar las dificultades y facilitar la actividad económica sin comprometer los ideales comunistas. Esta última iniciativa va en esa misma dirección si bien es algo a lo que los revolucionarios de línea dura se han opuesto durante años y, por tanto, su éxito no está garantizado. Además, el entorno de negocios tan estrictamente controlado por el Estado no lo convierte en una opción atractiva para muchos inversores.

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