07 feb 2021

Tensión electoral

El Salvador está siendo escenario de una dramática escalada de violencia política en sus calles a menos de un mes de la celebración de las elecciones legislativas y municipales, convocadas para el próximo 28 de febrero. La última muestra de ello ha sido el asesinato de dos militantes del partido opositor Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) durante un acto de campaña en la capital del país.

La oposición acusa al presidente, Nayib Bukele, de fomentar la polarización política a través de polémicas declaraciones, como su crítica a los acuerdos de paz que pusieron fin a 12 años de guerra civil en 1992, o el evitar condenar públicamente actos de violencia. Bukele gobierna el país desde 2019, año en el que ganó las presidenciales con mayoría absoluta gracias a su alianza con el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional. Desde entonces, su estilo populista ha sido ampliamente criticado (el exvicepresidente y líder del FMLN, Óscar Ortiz, lo ha calificado de “mesiánico desquiciado”) e, incluso, se le ha comparado con Donald Trump, con quien tiene en común el uso intensivo de Twitter o la concesión de puestos de poder a miembros de su familia. No obstante, lo realmente preocupante ha sido la deriva autoritaria que ha experimentado el país bajo su mando; la coacción a la libertad de prensa o el menosprecio de los Derechos Humanos son ya prácticas habituales. El ejemplo más sangrante de abuso de poder del presidente fue el envío de 1.400 soldados a la Asamblea Legislativa para forzar la aprobación de un préstamo estadounidense para un nuevo plan de seguridad en febrero del año pasado. Sin embargo, todo apunta a que “Nuevas Ideas” (partido creado por Bukele, pero con el que no pudo concurrir en 2019) arrasará en los venideros comicios, con lo que tendría también el control total de la Cámara. Sus altísimos niveles de popularidad obedecen a la admirable reducción de los índices de criminalidad en el país, si bien la prensa nacional denuncia que lo habría logrado gracias a un acuerdo con la sanguinaria Mara Salvatrucha.

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