08 nov 2020

¿Qué puede cambiar con Joe Biden como presidente?

Aunque un buen número de autócratas de Oriente Medio y de fuera de la región      ‒desde Mohamed Bin Salman en Arabia Saudí a Bashar el Assad en Siria, pasando por Erdogan en Turquía o Mohamed Ben Zayed en EAU‒ hubieran preferido lo contrario, ha habido también líderes regionales que han acogido con alivio una victoria demócrata en los últimos comicios estadounidenses.

Es este el caso del jefe de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, del Rey Abdallah de Jordania y, especialmente, de los moderados iranís agrupados en torno a la figura del Presidente Hassan Rohani. Irán, que durante toda la campaña electoral se había esforzado por mantener un perfil bajo para no perjudicar las posibilidades del candidato del partido demócrata, ha depositado bastantes esperanzas en el nuevo Presidente de los EE.UU. Concretamente, se confía en que la diplomacia vuelva a adquirir protagonismo en las relaciones entre los dos países, lo que implica que EE.UU retome el Acuerdo Nuclear de 2015 y que, a la postre, acabe suavizando o, incluso, levantando las sanciones que están asfixiando a la economía de la República Islámica, en particular la concerniente a la prohibición de exportar petróleo. Sin embargo, estas expectativas iranís podrían revelarse poco realistas. El nuevo presidente estadounidense, presionado por sus aliados “tradicionales” en Oriente Medio (Israel, Arabia Saudí, EAU), temerosos de que pueda hacer demasiadas concesiones a Irán, intentará incluir en el dossier iraní la cuestión de los misiles balísticos, así como la referente a la influencia desestabilizadora de las milicias pro iranís en Irak, Siria o Yemen. Sin embargo, Teherán ya ha dejado claro que su programa de misiles balísticos es innegociable y que no tiene intención de abandonarlo, por lo que puede haber en esa cuestión un serio punto de desencuentro. Además, a una normalización de las relaciones entre ambos países similar a la existente durante la presidencia de Barak Obama se oponen, dentro de los EE.UU, el poderoso “lobby” judío, y, dentro de Irán, los ultraconservadores, agrupados en torno a la figura del Ayatolah Alí Khamenei, el Supremo Líder de la República Islámica. Por otro lado, aunque de Joe Biden pueda esperarse un cambio  ‒a mejor‒ de las formas diplomáticas con respecto a su predecesor, ello no implica que con él en la presidencia los EE.UU vayan modificar sus intereses geoestratégicos en Oriente Medio, ni sus relaciones privilegiadas con sus aliados tradicionales en esta región.

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