16 ene 2022

Aplazamiento de las elecciones

El 21 de diciembre el Parlamento acordó aplazar las elecciones presidenciales que debían celebrarse el 24 de diciembre, algo que no sorprendió dado que, a tres días de los comicios todavía no se había publicado la lista definitiva de los candidatos.

La celebración de la convocatoria constituye un reto mayúsculo en un país desangrado tras una década de enfrentamientos bélicos. Uno de los principales obstáculos son las numerosas milicias que aspiran a controlar las instituciones. Su injerencia podría alterar la convocatoria, dificultando el acceso a los puntos de votación o coaccionando a los electores. A esto se suma la cuestionable idoneidad de los candidatos. Especial controversia ha generado la postulación, por un lado, de Saif el Islam Gadafi, hijo del dictador Muamar el Gadafi, y, por otro lado, la del mariscal Jalifa Haftar, el líder de las milicias rebeldes que en 2019 estuvieron a punto de derrocar al gobierno de Trípoli, reconocido por la ONU. Los dos candidatos están acusados de crímenes contra la humanidad. La Comisión Electoral vetó la participación de ambos aspirantes; sin embargo, posteriormente, fueron admitidos tras prosperar los recursos presentados ante la judicatura. De momento el gobierno interino ha rehusado fijar una nueva fecha para la organización de la cita electoral, lo que dibuja un escenario incierto. La principal incógnita ahora mismo es si el aplazamiento será tan solo una pausa en el proceso de normalización del país o, si por el contrario, podría reactivar los enfrentamientos entre las distintas facciones que compiten por el poder.

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