10 ene 2021

En caída libre

El Salvador ha entrado oficialmente en recesión al registrar una caída del 10,2% en la actividad en el tercer trimestre tras un desplome del 19,2 en el segundo. La CEPAL, en sus últimas previsiones de diciembre, estima que la economía salvadoreña ha caído un 8,6% en 2020, el peor comportamiento de todo Centroamérica tras Panamá (que habría sufrido una contracción del 11%). 

El largo confinamiento que el Gobierno aplicó desde marzo para hacer frente a la crisis sanitaria ha provocado el cierre de miles de negocios y más de 85.000 despidos lo que ha deprimido el consumo y la inversión. Las finanzas púbicas también se han visto muy penalizadas como resultado de una menor recaudación por el desplome de la actividad económica y los mayores gastos públicos para hacer frente a la pandemia. Se prevé que el déficit y la deuda pública han cerrado 2020 en torno al 9% y al 87% del PIB, respectivamente. Conviene recordar que el país colocó en julio del año pasado una emisión de $1,000 millones (3.6 % del PIB) en notas a 32 años a una tasa de 9.5 %, la más alta de la historia, y en agosto solicitó más de 900 mill.$ en préstamos a organismos internacionales. Pese a lo preocupante de este elevado endeudamiento, cabe destacar su condición de país dolarizado, lo que suprime el riesgo cambiario. El sistema financiero, por su parte, está relativamente saneado y las remesas, pese a sufrir un duro golpe al inicio de la pandemia, se están recuperando. Desde el punto de vista político, conviene recordar que el enfrentamiento constante entre el presidente Bukele y el Parlamento dificultará el avance de las medidas necesarias para sanear la grave situación de las finanzas públicas si bien es cierto que ello no ha impedido alcanzar cierto consenso en cuanto al paquete fiscal para hacer frente a la pandemia.

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