06 feb 2022

¿De paloma a águila?

El mes de enero se cierra con un incremento de la inflación del 5,1% en la Eurozona, la tasa más elevada desde 1990.

La energía, que aumentó un 29%, ha sido la principal responsable de la subida. Sin embargo, el precio de los alimentos también aumentó un 3,6%, mientras que la inflación subyacente lo hizo en un 2%. Estos datos han forzado a la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, a cambiar el tono y a anticipar una retirada de los estímulos más temprana de lo inicialmente previsto. Efectivamente, en la última reunión de la máxima autoridad monetaria de la eurozona, celebrada el 3 de febrero, el tipo de interés se mantuvo en el 0% pero Lagarde anunció que, de persistir las presiones inflacionistas, el organismo actuará para combatirla. Se trata de un cambio de rumbo evidente en la política monetaria que se ha trasladado rápidamente a las bolsas que cerraron la jornada en negativo. Mientras, el euro se apreció hasta los 1,14 dólares y la rentabilidad de los bonos de distintos países europeos aumentó. Inicialmente, el BCE había anunciado que en marzo terminaría el Programa de Compras de Emergencia contra la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Posteriormente, se mantendrían las compras del programa ampliado de compras de activo (APP) por 40.000 mill.€ mensuales hasta el mes de junio, se reducirían hasta los 30.000 mill.€ en el tercer trimestre y 20.000 mill.€ hasta final de año. Además, no se descarta que en 2022 se produzca la primera subida de tipos de interés siguiendo la estela del Banco de Inglaterra que, la pasada semana, elevó los tipos en 25 puntos básicos hasta dejarlos en el 0,5%. De hecho, los mercados descuentan dos subidas de tipos, previsiblemente en la reunión de septiembre y diciembre.

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