17 jul 2022

Deshielo de las relaciones

La agenda política en Oriente Medio ha estado protagonizada esta semana por la primera gira oficial del presidente estadounidense, Joe Biden.

Después de la visita oficial a Israel, el mandatario norteamericano se desplazó a Arabia Saudí para reunirse con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán (MBS), líder de facto del país. La cumbre bilateral supone un importante cambio en la política mantenida por la administración norteamericana en los últimos años, marcada por el distanciamiento. Cabe recordar que durante la campaña electoral estadounidense, en 2020, Biden aseguró que si llegaba al poder convertiría a MBS en un “paria” en términos de política internacional, por su responsabilidad en el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. Sin embargo, la distorsión que ha desencadenado la guerra en Ucrania en los mercados de hidrocarburos ha propiciado el acercamiento entre los dos países. En efecto, el incremento del precio del petróleo desde el inicio de la contienda ha marcado buena parte de la agenda de la cumbre. La administración norteamericana confía en que el Reino del Desierto, el principal exportador de crudo del mundo, aumente sus esfuerzos para corregir la tensión en el mercado del oro negro. Así, Biden se mostró optimista sobre los resultados de la próxima reunión de la OPEP+ que se celebrará el 3 de agosto. Con la visita, además, Washington pretende frenar la creciente influencia en Oriente Medio de China y Rusia. Y, en este contexto, los líderes de Estados Unidos y Arabia Saudí firmaron 18 acuerdos de asociación que incluyen sectores estratégicos, como las telecomunicaciones, aeroespacial, defensa y energías renovables.

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