24 abr 2022

El FMI recorta su previsión de crecimiento mundial

"La guerra retrasará gravemente la recuperación mundial, ralentizando el crecimiento y aumentando aún más la inflación". Con estas palabras resumía el Fondo Monetario Internacional (FMI) su diagnóstico de la coyuntura internacional en la presentación de la última actualización del WEO (World Economic Outlook), publicada la semana pasada. La institución ha recortado de forma drástica las previsiones económicas para 2022 y 2023.

El PIB mundial ya no crecerá un 4,4% en 2022, como pronosticaba en enero, sino un 3,6%. Un recorte de 0,8 puntos de crecimiento en cuestión de meses, que se deben principalmente al impacto de la guerra en Ucrania.  Para 2023, el PIB crecerá 0,2 puntos menos, un 3,6% interanual, y más allá de 2023, el crecimiento mundial se reducirá a alrededor del 3,3% a medio plazo. Para Rusia se prevé una caída del PIB del 8,3%, lo que supone un recorte de las previsiones de 11,3 puntos. Aparte de Rusia, la Unión Europea será la región más afectada. Para 2022 el FMI ha rebajado las previsiones en 1 punto (del 3,9% previsto en enero al 2,9%). La onda expansiva terminará llegando al resto de países (si no lo ha hecho ya), a través de cuellos de botella en el comercio y el transporte, problemas en las cadenas globales de valor y, cómo no, más inflación. Para 2022, el FMI pronostica una subida de precios del orden del 5,7% en las economías avanzadas y del 8,7% en los mercados emergentes y en desarrollo. Las perspectivas a mediano plazo se han revisado a la baja en todos los grupos de países, excepto los exportadores de materias primas que se benefician de la escalada de precios de la energía y los alimentos. Se espera que persista la divergencia que empezó a notarse en 2021 entre las economías avanzadas y las de mercados emergentes y en desarrollo, lo que deja entrever que la pandemia ha dejado secuelas permanentes.

Riesgos a la recuperación

Entre los principales riesgos para la recuperación mundial, el informe destaca, además de la guerra en Ucrania, la elevada inflación y la retirada de los estímulos monetarios.  En el caso de que las expectativas inflacionarias se alejen notablemente de las metas de inflación de los bancos centrales, éstos podrían verse forzados a endurecer la política monetaria más enérgicamente. El aumento de precios de los alimentos y los combustibles, además, puede incrementar de manera muy preocupante el malestar social en los países más pobres donde la población ya se había visto muy afectada por la pandemia. En este contexto el  necesario ajuste fiscal, tras las medidas de estímulo aplicadas para hacer frente a la covid-19, se complica. Lo cierto es que la escalada de los precios de las materias primas y la subida de las tasas de interés mundiales reducen aún más el espacio fiscal, sobre todo en economías de mercados emergentes y en desarrollo importadoras de petróleo y alimentos. Por último, la institución señala nuevamente la desaceleración de China, cuya previsión de crecimiento se ha recortado por segunda vez consecutiva hasta el 4,4% para este año, y la evolución de la pandemia y el acceso a vacunas en los países en desarrollo como dos factores que continuarán lastrando la recuperación de la economía global.

Ralentización del comercio mundial

La Organización Mundial de Comercio (OMC) revisó la semana pasada las previsiones sobre la evolución de los intercambios comerciales. La institución prevé para 2022 un aumento del 3% del comercio mundial de mercancías, un recorte de casi dos puntos porcentuales respecto a las anteriores estimaciones, como consecuencia, en  buena medida, de los efectos desencadenados por la guerra en Ucrania; en concreto, la interrupción de la producción y la comercialización de bienes esenciales (como alimentos y metales) y el aumento generalizado de los precios. También destacó las perturbaciones producidas por los estrictos confinamientos impuestos en China para frenar la propagación del coronavirus. Se teme que la ralentización de la actividad de los puertos marítimos del gigante asiático agrave las tensiones en las cadenas de suministros y acelere las presiones inflacionistas. En cualquier caso, las estimaciones están sujetas a una elevada incertidumbre, debido a la extrema dificultad de predecir la evolución y la duración de la guerra en Ucrania. El organismo enfatizó, además, el riesgo de inseguridad alimentaria que podría generar el incremento del precio de los alimentos básicos en los países con menos recursos.

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