27 nov 2022

Estalla una ola de protestas sin precedentes

El Presidente Xi Jinping se enfrenta a uno de sus mayores retos como presidente de China después de que decenas de miles de personas salieran a la calle a protestar por los estrictos controles impuestos por Pekín en la lucha contra el coronavirus.

Al menos 10 ciudades, entre ellas Shanghái, Pekín, Wuhan y Chengdu, se vieron sacudidas por manifestaciones sin precedentes durante los pasados días 26 y 27 de noviembre. En algunos casos las protestas, que forzaron la apertura de los barrios confinados, terminaron en enfrentamientos con la policía, que condujeron a decenas de detenciones, entre ellas la de dos periodistas extranjeros. El súbito estallido de desobediencia civil fue inicialmente provocado por la indignación tras un incendio mortal de un apartamento en Urumqi, Xinjiang, que se achacó en parte a las restricciones. No obstante, las protestas se han producido después de meses de frustración, sobre todo entre los jóvenes chinos, por los incesantes cierres y los protocolos de test masivos coincidiendo con la crisis del sector inmobiliario y la desaceleración del crecimiento. A pesar de la reciente flexibilización en la política de covid 0, el ascenso de los contagios por todo el país ha estado provocando en las dos últimas semanas un nuevo incremento de cierres y cuarentenas en muchas regiones para desesperación de la población. El gobierno ha instado a las universidades de todo el país a que envíen a los estudiantes a casa para sofocar la disidencia en los campus donde parece que las demandas comienzan a ir más allá de la política contra el covid. En Pekín, en las universidades de Tsinghua y Pekín, cientos de manifestantes protestaron el pasado día 27 sosteniendo hojas de papel en blanco, en rechazo al empeoramiento de la censura bajo la administración de Xi y coreaban "No queremos pruebas de PCR, queremos libertad".

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