Las cosas se complican para Bolsonaro

Además, la tasa de desempleo cayó a un mínimo de seis años (el 11,1%) lo que ha favorecido la demanda de los hogares y la actividad de los servicios. El Gobierno prevé un crecimiento del PIB del 1,5% este año, mientras que la proyección del Banco Central es del 1% y la del FMI de un 0,8%. Sin embargo, algunos servicios de estudios incluso contemplan que la economía pueda entrar en recesión técnica al final del año. La crisis internacional, la elevada inflación (12,1% interanual) y el aumento de la tasa de interés a sus mayores niveles en varios años suponen un importante lastre para el segundo semestre del año. Una fuerte caída de la actividad penalizaría enormemente a Bolsonaro de cara a las elecciones presidenciales de octubre habida cuenta que la economía figura como la principal preocupación de los electores. De acuerdo a las encuestas más recientes Lula da Silva continúa como el gran favorito y aún encabeza los sondeos con una amplia ventaja. Según un sondeo de la semana pasada, publicado por el instituto Datafolha, el líder socialista contaría con un respaldo del 48%, frente a un 27% de Bolsonaro. El efecto positivo que la puesta en marcha del programa de Auxilio Brasil tuvo a principios de año, se ha visto ensombrecido por el severo impacto de la elevada inflación sobre el poder adquisitivo de la población. En el escenario, muy probable en el momento de redacción de estas líneas, de que Bolsonaro no consiga la reelección, no podemos descartar varias semanas de fuerte convulsión política e inestabilidad social. Todo apunta a que no aceptaría la derrota, y animaría a sus simpatizantes a salir a las calles a denunciar un fraude electoral lo que penalizaría enormemente la frágil recuperación económica.