02 feb 2025
Manifestaciones masivas
El 2 de febrero ha tenido lugar en Buenos Aires una marcha multitudinaria para protestar contra las declaraciones homofóbicas del presidente Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, donde vinculó la homosexualidad con la pedofilia y calificó el feminismo como una “distorsión de la igualdad”.
La manifestación, convocada por colectivos LGBTIQ+ y feministas, reunió a diversos sectores sociales, sindicales y políticos, incluyendo al peronismo kirchnerista, la izquierda y la Unión Cívica Radical. El Gobierno está trabajando en un proyecto de “igualdad ante la ley” que propone eliminar las medidas de discriminación positiva, entre ellas la figura del feminicidio como agravante penal, los cupos laborales para minorías trans y la paridad de género en las listas electorales. Estas medidas se interpretan como un intento de desmantelar derechos adquiridos, lo que intensificó el descontento social.
Se trata de la segunda gran movilización masiva contra Milei, después de las protestas de abril de 2024 en rechazo a los recortes de fondos destinados a la universidad pública. Precisamente, hasta ahora ha sorprendido la escasa contestación social que ha enfrentado, a pesar de las reformas y de a la estricta política de austeridad que está aplicando, que inevitablemente tienen un elevado coste en términos de poder adquisitivo y empeoran unos niveles de pobreza eran ya muy altos. De hecho, a pesar de que su programa de ajuste es mucho más severo y radical que el de Mauricio Macri, ha enfrentado muchísimas menos manifestaciones.
Lo llamativo es que las protestas no han surgido por el impacto económico de su programa, como cabría esperar, sino por cuestiones ideológicas. Pero con este tipo de declaraciones, Milei podría estar generando el caldo de cultivo para que cualquier motivo se convierta en la chispa de un descontento más amplio. No hay que olvidar que la sociedad argentina está profundamente desencantada con la clase política y golpeada por crisis recurrentes e inflación galopante. Además, el peronismo ha sabido capitalizar el malestar social a lo largo de su historia; su respaldo activo a estas manifestaciones podría convertirse en un factor más de inestabilidad política. Quizás, hasta ahora, muchos argentinos han soportado el sacrificio económico como algo inevitable con la esperanza de una mejora futura, pero este tipo de confrontaciones podrían disparar el descontento de forma generalizada, poniendo en riesgo la continuidad de su propio programa económico.