16 nov 2025

Otoño 2025: guerra de desgaste

A finales de 2025, el conflicto en Ucrania ha virado hacia una intensa guerra de desgaste, dejando atrás la fase de grandes maniobras.

La clave ya no reside en los avances tácticos rápidos, sino en la capacidad de cada bando para sostener el flujo de recursos esenciales: personal, municiones y defensa aérea, así como para proteger sus infraestructuras energéticas de los constantes asaltos aéreos. Desde mediados de octubre, la escalada en la intensidad de los combates y la frecuencia y dureza de los ataques ha sido palpable. La ofensiva rusa, respaldada por la superioridad numérica en personal y el uso masivo de drones y bombas planeadoras (glide bombs) ha permitido realizar avances territoriales graduales, pero constantes, en el Donbás. Estas bombas han sido cruciales para destruir posiciones ucranianas fortificadas sin exponer a la aviación rusa a los misiles antiaéreos de corto y medio alcance de Kiev. Las fuerzas rusas están cerca de capturar la aglomeración de Pokrovsk-Myrnohrad, que sería la zona urbana más grande que cayera en manos rusas desde Mariúpol en 2022. La importancia de Pokrovsk es estratégica, ya que constituye un punto clave de enlaces ferroviarios y de carretera que conectan los cinturones defensivos en el centro de la provincia de Donetsk. Si Pokrovsk cae, obligará a Ucrania a reorganizar su perímetro defensivo, lo que permitiría al ejército ruso acercar su artillería y ampliar el radio de sus objetivos.

Un factor decisivo en la evolución del conflicto es la escasez de personal en Ucrania. A pesar de la demostrada voluntad de combate, las dificultades para rotar y reforzar las unidades son evidentes. Si Ucrania no consigue aumentar drásticamente su movilización de tropas, el ritmo de pérdida territorial podría acelerarse considerablemente en los próximos meses.

Por otra parte, a lo largo del último mes se ha producido una escalada en las campañas aéreas estratégicas de ambos bandos. Rusia ha intensificado los ataques coordinados contra la red energética ucraniana (subestaciones y centrales térmicas). Estos ataques tienen como objetivo provocar apagones durante el invierno, inutilizar los interceptores de defensa aérea ucranianos y, por último, degradar la capacidad industrial de defensa de Ucrania (producción y reparación de municiones y vehículos). Por su parte, Ucrania ha respondido intensificando los ataques con drones de largo alcance contra las instalaciones logísticas rusas, incluyendo refinerías y oleoductos dentro de Rusia. Aunque estos ataques no tienen un impacto militar directo, infligen costes económicos y complican la planificación logística rusa.

Si la situación continúa así, es muy probable que las fuerzas rusas capturen Pokrovsk y continúen su avance hacia Kostiantynivka durante los próximos meses. La capacidad de Ucrania para estabilizar el frente dependerá de la capacidad de movilización interna y del suministro sostenido y rápido de municiones y sistemas de defensa aérea por parte de sus aliados, algo que no está garantizado.

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