15 jun 2025
Cristina Fernández de Kirchner, condenada
La Corte Suprema ratificó la semana pasada la condena por corrupción contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, confirmando una sentencia de seis años de prisión —posiblemente domiciliaria por su edad— y la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos.
Con esta decisión, se agotan prácticamente todas las vías legales dentro del país, y solo le quedaría apelar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con pocas probabilidades de éxito. La causa, conocida como Vialidad, investigó el desvío de fondos públicos durante sus gobiernos (2007-2015) a través de la adjudicación irregular de obras a un empresario cercano. Según la Justicia, ese esquema generó un perjuicio millonario al Estado y benefició económicamente a su entorno. El fallo ha provocado una fuerte reacción política y social. Miles de simpatizantes se movilizaron en varias ciudades en su apoyo, y el peronismo —que venía dividido— se reagrupó en torno a su figura. Cristina se presentó como víctima de una persecución judicial impulsada por sectores económicos y políticos conservadores, reforzando su papel como símbolo de resistencia. Para el gobierno de Javier Milei, la condena representa un triunfo simbólico en su discurso contra “la casta”. Sin embargo, sin Cristina como candidata, el oficialismo pierde una figura central sobre la que construir su narrativa opositora. Al mismo tiempo, el cierre de filas en torno a su figura está revitalizando al peronismo, que podría ganar impulso si la situación económica del país se deteriora.