13 dic 2020

Entre los mejores

La gestión paraguaya de la pandemia se encuentra entre las más exitosas de Sudamérica, tan solo por detrás de Uruguay y las Guayanas. Si bien es cierto que el contexto epidemiológico se ha agravado desde julio, en especial en la capital, Asunción, y el colindante Distrito Central, el país ha logrado mantener bajas las cifras totales tanto de contagios como de fallecimientos ((93.582 y 1.953, respectivamente, a 14 de diciembre).

El gobierno de Mario Abdo Benitez actuó con gran inmediatez al declarar el 10 de marzo un “aislamiento preventivo general” cuando sólo había constancia de dos casos en Paraguay y la OMS aún no consideraba al brote de coronavirus como pandemia. En paralelo, el frágil sistema de salud fue fortalecido con nuevos hospitales y más personal sanitario. Además, el cierre fronterizo del país ha facilitado el manejo de la pandemia, sobre todo, al mantener bloqueado el acceso desde Brasil, el país con más casos en la región. A la eficiente reacción de las autoridades se suman factores estructurales que han favorecido una menor letalidad del virus: la baja densidad poblacional y la juventud de la población, pues 8 de cada 10 infectados son menores de 40 años. Desde el punto de vista económico, Paraguay también destaca entre sus vecinos regionales.  El ejecutivo, en un intento de  mitigar el impacto social de la pandemia, ha aplicado varios programas de apoyo financiero a aquellos autónomos y trabajadores informales que carecían de seguridad social. Otras medidas en el frente fiscal incluyen una mayor inversión en vivienda social, reducción del IVA en determinados productos y el aplazamiento del impuesto de sociedades. Por su parte, el Banco Central ha reducido el tipo de interés del dinero en 325 puntos básicos hasta el 0,75%. De forma adicional, la autoridad monetaria ha aumentado la liquidez del sistema financiero a través de la creación de una línea de crédito especial para emergencias nacionales con el fin de canalizar 760 mill.$ de apoyo financiero. Cabe destacar también la creación del FOGAPY, un fondo constituido para dar garantías a los préstamos otorgados a micronegocios, 97% del tejido productivo, y pymes. Por último, se permite a los bancos la renovación, refinanciación y reestructuración  de sus préstamos sin penalización alguna. Pese a todas estas medidas para amortiguar los dramáticos efectos económicos de la pandemia, el FMI prevé una caída del PIB este año del 4% si bien para 2021 se espera un repunte en la actividad de hasta el 4%, aunque lo cierto es que la compleja situación tanto del  país como de la región obligan a ser excepcionalmente cautos respecto a cualquier previsión.

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