31 ene 2021

Malas noticias para el comercio

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ha publicado la semana pasada el informe “Perspectivas del Comercio Internacional 2020”,  en el que recoge las principales tendencias de la región y el impacto que ha tenido la pandemia en ellas. Según el documento, en 2020 el desempeño en materia de comercio exterior de los países latinoamericanos ha sido el peor desde la crisis financiera de 2008-2009.

En conjunto, el valor de los bienes exportados descendió un 13% en 2020, mientras que los servicios cayeron un 30% en la primera mitad del año (no hay datos para el año completo), especialmente afectados por el desplome del turismo, una industria de enorme importancia para un gran número de países en la región. En paralelo, las importaciones se contrajeron todavía más, un 20%, reflejando un consumo doméstico deprimido, y, al contrario que las exportaciones, no han dado muestras de recuperación a finales del año. La CELAC estima que los niveles pre-pandemia no se recuperarán hasta 2022. Según el informe,  además, la crisis sanitaria ha acentuado ciertas tendencias comerciales globales que están afectando negativamente a las perspectivas de la región latinoamericana y que obstaculizan su integración en las cadenas de valor mundiales. Entre ellas se encuentran la ralentización en el crecimiento del comercio mundial, que desde 2008 ha dejado de ser la fuerza motriz tras la evolución del PIB global. Tampoco han ayudado las tensiones entre EE.UU. y China que, según la CELAC, están impulsando la “regionalización de la globalización” y polarizando el comercio en grandes bloques. Además, las restricciones a la movilidad fruto de la pandemia han impulsado el crecimiento de los servicios digitales, área en la que Latinoamérica se encuentra muy por detrás de otras regiones. Y por último, el proceso de “reshoring”, por el que los países avanzados recuperan industrias que previamente habían deslocalizado con el fin de asegurar la seguridad de suministro de ciertos productos básicos o estratégicos (como medicamentos), resulta también negativo para el continente. Todo ello, en un contexto de particular retroceso en los procesos de integración regional, contrario a la tendencia de muchas otras zonas del mundo, como Asia. Como ejemplos paradigmáticos de este “desapego” están México y Brasil, las dos mayores economías de la región, en las que únicamente el 2% y el 3% (respectivamente) de las importaciones provienen del resto de Latinoamérica. Esta negativa noticia se suma a las pobres perspectivas de crecimiento económico de la región, para la que el FMI estima una exigua recuperación del PIB con un avance de tan solo un 4,1% en 2021.

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