Cambio de rumbo político

Los manifestantes protestan contra el alejamiento del partido en el poder, Sueño Georgiano, de una política exterior de orientación proeuropea, así como de su objetivo de normalizar las relaciones con Rusia, lo que expone al país a la imposición de sanciones por parte de Europa y Estados Unidos. La desviación del rumbo prooccidental que había tomado el país se intensificó a partir de 2023 con la propuesta de Ley de Influencia Extranjera que exigía a las organizaciones que recibían más del 20% de su financiación desde el extranjero se registraran como “agentes de influencia extranjera”. La ley sobre influencia extranjera fue objeto de críticas por parte de la UE, el Reino Unido y los Estados Unidos, y fue determinante en la decisión de la UE de suspender la adhesión de Georgia a la UE en junio de 2024. Además, en junio de 2025 se amplió el alcance de esta normativa con una nueva ley que exige la divulgación de información detallada a la Oficina Anticorrupción de Georgia e introduce sanciones penales, incluida la posibilidad de prisión, para quienes no se registren como “agentes extranjeros”. En respuesta, la UE, el Consejo de Europa y la OSCE han intensificado sus críticas al retroceso democrático y la represión en Georgia. Los Veintisiete han amenazado con ampliar las restricciones de visado para abarcar a un mayor número de actores vinculados al partido gobernante Sueño Georgiano. A pesar de ello, el primer ministro de Georgia, Irakli Kobakhidze, insiste en que la adhesión de Georgia a la UE para 2030 es un objetivo realista. Sin embargo, la UE ha dejado claro que el proceso de adhesión de Georgia a la UE “se ha estancado efectivamente” y que Georgia es “una candidata de nombre”.