EEUU y China acaparan el dinamismo futuro de la economía global
19 jun 2017
EEUU y China acaparan el dinamismo futuro de la economía global
La mitad del PIB mundial de los próximos dos años se generará en las dos mayores economías del planeta.
Una actividad que crecerá un 2,8% entre 2017 y 2019.
Buenas previsiones para China y EEUU
China y EEUU protagonizarán la mitad de la prosperidad económica del planeta a medio plazo. Así lo vaticina el Banco Mundial en un reciente informe en el que estima que el crecimiento del PIB global en el próximo trienio -es decir, entre los ejercicios 2017 y 2019- será del 2,8%. Lejos aún de las tasas de entre el 5% y el 7% de los años que precedieron a la crisis de 2008. O, dicho de otra forma. Todavía sin alcanzar la velocidad de crucero, su ritmo potencial de avance. El gráfico del documento de esta institución multilateral resulta elocuente. Porque la tradicional disputa por la hegemonía de la actividad económica entre potencias industrializadas y mercados emergentes ha dado paso a otro paradigma: China y EEUU frente al resto del mundo. Con las lógicas e históricas variantes entre países de altas rentas per cápita y naciones en vías de desarrollo.
El informe alude al doble recorte fiscal
Del 35% al 15%, en el Impuesto sobre Sociedades, y de cuatro puntos a los más ricos, en el de la Renta, que verá, además, reducir sus tramos a tres: al 35% el tipo impositivo máximo, al 25% y al 10%. Unas rebajas que generan dudas a economistas y al mercado, en caso de que fructifiquen en su tramitación legislativa según la propuesta de la Casa Blanca, porque este estímulo económico podría disparar la propensión al gasto y acelerar la inflación. Además de ocasionar una sustancial pérdida de ingresos tributarios en un país con casi el 100% de endeudamiento en relación al PIB. Nada menos que 18 billones de dólares. Y un crónico desequilibrio fiscal, en gran medida propiciado porque dos de cada tres empresas no han contribuido a las arcas del Tesoro entre 2006 y 2012 y las que lo han hecho, han aportado, de media, un 14%, según la Oficina de Contabilidad Gubernamental (GAO).Plan de infraestructuras
Otro punto dubitativo es el volumen financiero del plan de infraestructuras. El presidente Trump desea movilizar un montante similar al de su presupuesto y al PIB español (1 billón de dólares) a mejorar las conexiones rodadas, ferroviarias y portuarias del país. Además de gaseoductos y oleoductos. Para lo que confía en el respaldo de los responsables presupuestarios del Congreso, pero también en la iniciativa público privada y en que se sufrague también a través de subidas de algunos impuestos. Como los de los carburantes, el gas y el petróleo, que no se mueve de los 18,4 centavos por galón desde 1993, bajo el primer mandato de Bill Clinton. Pero que el equipo económico de Trump desea elevar, presumiblemente, hasta los 44 centavos, con el visto bueno de los camioneros, los principales damnificados. Por ser el sector que se beneficiará de la mejora de carreteras.Adiós a la política monetaria laxa
El tercer bloque de inquietud lo genera un dólar que no acaba de revalorizarse, como desea el Tesoro americano, en un periodo en el que la Reserva Federal, además, ha cambiado el paso y ha iniciado una fase alcista de los tipos de interés, más allá del 1%. Es decir, se aleja del precio del dinero próximo a cero y abandera, entre los grandes bancos centrales, el final de la política monetaria laxa que han caracterizado los años de crisis. El escenario, además, no es menos ventajoso en este terreno para China. Su deuda ha escalado hasta los 17 billones de dólares (el 156% de su PIB) en pleno proceso de limpieza de activos de las grandes firmas del país que ha llevado a la agencia de rating Moody?s a rebajar la calificación de la deuda soberana del país. ?Por las turbulencias en los mercados de bonos corporativos?, que las firmas chinas están tratando de colocar en las plazas bursátiles para quitarse la losa del endeudamiento y afrontar el exigente plazo de vencimiento de pagos. Aun así, están en mejor situación que hace unos años, también según Moody?s. Debido a la combinación de estímulos económicos oficiales y a las duras reformas implantadas por Pekín sobre los balances de las compañías estatales no financieras. La agencia asegura que han caído a niveles de 2010. Después de que la ratio deuda-activo de las cien mayores de estas empresas cayera hasta el 68% a finales de 2016, cuatro puntos por debajo de la cota del año precedente. Con un flujo de caja conjunto superior a los 93.000 millones de dólares, gracias a los notables márgenes de beneficios de los ejercicios recientes.Te podría interesar
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