29 nov 2020

Varapalo a Bolsonaro en las elecciones locales

Las elecciones locales en Brasil, consideradas la antesala a las elecciones presidenciales de 2022, se han saldado con un claro triunfo del centroderecha y una contundente derrota para los candidatos que contaban con el apoyo del presidente Jair Bolsonaro, tras la segunda vuelta celebrada el 29 de noviembre.

En São Paulo, el centro financiero y la ciudad más grande y rica del país, el alcalde de centro derecha Bruno Covas ha logrado retener el puesto con éxito. En Río de Janeiro, la ciudad donde el oficialismo tiene su base electoral más arraigada, el alcalde Crivella, un aliado clave para Bolsonaro, ha sido derrotado por el candidato centrista, Eduardo Paes, que ha logrado un amplio 64% de los votos. La única excepción se ha producido en Vitória, la capital del estado de Espírito Santo, donde el candidato de Bolsonaro se ha impuesto.

│El PT, el otro gran derrotado

No obstante, el Partido Social Liberal no ha sido el único penalizado en estos comicios. El izquierdista Partido de los Trabajadores, que gobernó Brasil entre  2003 y 2016, no ha logrado hacerse con las dos capitales a las que aspiraba (Recife, en el estado de Pernambuco, y Vitória, en Espíritu Santo), por lo que se queda sin presencia en los grandes núcleos urbanos del país por primera vez desde el comienzo de la democracia a principios de los 80. Su incapacidad para promover cambios internos que alejen al partido de la figura del antaño muy popular expresidente Lula da Silva, envuelto en el escándalo de la operación Lava Jato, ha acabado por provocar serias dudas entre el electorado sobre su liderazgo como partido de referencia de la izquierda en Brasil. De hecho, la izquierda gobernará en ciudades importantes como Fortaleza, Recife o Belém do Pará, pero con partidos que se presentan como alternativas al 'lulismo'.

Triple crisis: sanitaria, política y económica

Es indudable que la polémica y deficiente gestión de la pandemia está pasando factura a Bolsonaro. Brasil se ha convertido en el epicentro de la pandemia en Latinoamérica y en uno de los principales focos a nivel mundial. Es el tercer país del mundo por número de contagios (más de 6.300.000), tras EEUU y la India, y el segundo en fallecidos (172.833). Además, la curva de contagios sigue en ascenso. Entre el 8 y el 14 de noviembre, diez capitales registraron una tendencia creciente de contagios y el llamado ritmo de contagio (RT) llegó a 1,30, lo que significa que cada 100 personas infectadas transmiten la enfermedad a 130, lo que constituye la cifra más elevada desde mayo. El país suma al golpe del virus una creciente inestabilidad política en un clima muy polarizado, con cambios de ministros, peticiones de ‘impeachment’, pugnas entre el Ejecutivo y el Legislativo y entre el presidente y los gobernadores de los estados; y en medio de una oleada de protestas sociales contra Bolsonaro por infravalorar los riesgos de la covid-19. Los gobernadores, por su parte, han optado por ignorar las críticas del presidente a las cuarentenas y restringir, en mayor o menor medida, la actividad con los costes económicos que ello conlleva. El ministerio de Economía prevé una caída del PIB del 4,5% para 2020, cifra que ha mejorado a la vista de los indicadores de actividad más recientes que apuntan a que la contracción en el tercer trimestre será algo más suave de lo inicialmente previsto (3,9% en términos interanuales). El FMI fue menos optimista en sus previsiones de octubre, en que preveía un retroceso del 5,8% este año. En cualquier caso, no hay duda de que la recuperación será lenta y está sujeta a la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y al creciente riesgo derivado del muy preocupante aumento de la deuda pública, lo que está reduciendo el atractivo del país para los inversores, actores fundamentales para relanzar la economía.

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