Autocrítica: una herramienta para mejorar la productividad

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el pasado año el crecimiento de la productividad de la economía española fue de un 0%. Es decir, uno de los indicadores clave para el desarrollo del país está estancado. Según diversos especialistas, esto ha ocurrido porque muchas de las personas que llevaban largo tiempo desempleadas, y que tenían menos formación, se han ido incorporando al mercado laboral.

¿Cómo se puede mejorar esta situación? Además de los necesarios ajustes globales que poco a poco se irán dando en los distintos entornos de trabajo, Aritz Urresti, CEO de goalboxes y especialista en productividad, recomienda hacer autocrítica a nivel individual. Un ejercicio que puede ser especialmente útil para mejorar los resultados del pequeño empresario y del emprendedor. Según Urresti, tomar malas decisiones es un buen camino para evolucionar, siempre y cuando se piense en ello y en sus posibles soluciones. El objetivo: aprender de los errores para no volverlos a cometer, pero también para renovar un proceso que no funciona bien. Desde su punto de vista, hay que evitar la culpabilidad negativa, una costumbre bastante habitual que se debe erradicar de nuestro día a día. Y asumir nuestra responsabilidad desde un ángulo más constructivo, para ver con claridad en qué puntos hemos fallado y dónde podemos mejorar. En este sentido, marca cinco pautas que pueden ponerse en práctica de forma inmediata.

Marcarnos unas metas previas

Es imposible autoevaluarse si no nos hemos marcado unas acciones previas a lograr: llamar a cinco clientes en una mañana; conseguir que nos aprueben tres presupuestos a la semana; reunirme con diez posibles inversores en un mes Cuanto más concretas sean nuestras pautas de inicio, más fácil será medir y comparar nuestro grado de compromiso y responsabilidad. Gracias a ello, sabremos detectar una mala decisión o un mal comportamiento que nos haya retrasado en nuestros objetivos. Pueden servirnos para aprender, corregir y mejorar nuestras acciones. También para reducir imprevistos e interrupciones, un tiempo muy valioso que no se debe perder. 

Elegir un momento del día propicio

Cada día debemos intentar buscar un momento tranquilo y sin interrupciones, como la hora de la comida o un rato antes de acabar el día, para meditar sobre las acciones realizadas, los fallos cometidos y sus posibles soluciones. Y aún será más efectivo si realizamos estas observaciones anotando nuestras debilidades y las fortalezas con las que subsanarlas, y las oportunidades y amenazas que nos hayan podido surgir a lo largo del día, lo que comúnmente se llama análisis DAFO.

No dejarse llevar

Ante un escollo, el subconsciente tiende a procrastinar y a llevarnos por el camino más fácil, que normalmente es el equivocado, el que nos hace tomar decisiones que no van encaminadas a conseguir ningún resultado. Por eso hay que evitar dejarse llevar por él y hacerle autocríticas de forma constante, para que en nuestras decisiones mande siempre nuestro lado consciente.

Evitar culpabilizarse sin más

Si cada vez que no alcanzamos nuestras metas nos culpabilizamos sin analizar los porqués de nuestros errores, nunca mejoraremos. Ante el fracaso, hay que levantarse, coger el toro por los cuernos, asumir nuestra parte de responsabilidad y diseñar estrategias eficaces para que la próxima vez nos salga mejor.

Implementar dos acciones de mejora al día

Si al meditar sobre nuestros errores detectamos una gran batería de problemas, no debemos agobiarnos ni buscar estrategias para todos los frentes abiertos al mismo tiempo. Es mejor ir poco a poco, e implementar dos acciones de mejora al día, que sean sencillas y asumibles. De esta manera, habremos conseguido 14 en una semana y 50 en un mes. En definitiva, le habremos dado la vuelta completamente a nuestra rutina diaria para ser más eficientes.   Si quieres seguir leyendo noticias relacionadas, haz clic aquí.